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Nombre del autor: Vicente Nafri Machado Arévalo

José Antonio Argueta Pérez (1945–2015) fue predicador laico, guía mayor, líder juvenil, constructor de iglesias y trabajador comunitario.

Vida temprana

José Antonio Argueta Pérez nació el 17 de enero de 1945 en el barrio La Cruz de la ciudad de San Francisco Gotera del departamento de Morazán, El Salvador. Su infancia la pasó en el mismo barrio La Cruz, en su ciudad de origen, siendo el menor de los quince hijos de José Toribio Argueta y Santos Pérez de Argueta[1]. El primer grado de primaria lo cursó en la Escuela Rural Mixta Cantón Loma Larga del departamento de la Unión en 1954, y el resto de la primaria la realizó en la Escuela de Varones Juan José Cañas localizada en la ciudad de San Francisco Gotera entre los años de 1955 y 1959 [2]. Por motivos propios de la época no continúo estudiando su tercer ciclo[3] hasta el año de 1973, y por ser ya un joven adulto con obligaciones familiares lo hizo en el turno de la noche del Grupo Escolar Juan José Cañas de San Francisco Gotera, finalizando su bachillerato en el año de 1978, se graduó como Bachiller Académico y obtuvo honores, ya que fue el tercer lugar a nivel nacional de las notas de los Exámenes Privados realizados por el Ministerio de Educación en dicho año.

En 1969, el hermano Antonio Argueta formaba parte del ejército de El Salvador y participó de la llamada “Guerra de las 100 horas” o “Guerra del Futbol”; en su etapa como militar desarrolló la disciplina y algunas habilidades que más tarde le servirían en su ministerio[4].

Un año después, 1970, la hermana Dorotea Varela hizo el primer contacto misionero con el hermano Antonio Argueta, ella era la propietaria del mesón donde él alquilaba una pieza[5] para vivir junto con su familia. Luego el esposo de la hermana Dorotea, el hermano Filadelfo Gómez le comenzó a dar los estudios bíblicos. A principios de 1971 recibió el llamado al bautismo, pero vaciló en tomar su decisión por un tiempo; para entonces él era sacristán en la parroquia de su pueblo. Un día, consultando algunos libros en la biblioteca de la parroquia, se dio cuenta que lo que los adventistas le habían dicho era cierto y se sintió confundido, fue y consultó al sacerdote de la parroquia, Fray Alfredo O´Lochráinn, quién respondió a las dudas del hermano así: “Toño, la verdad la encontrarás en la Biblia, léela”. Aun así, le pidió una señal a Dios, y le dijo que se bautizaría si su segundo hijo, del cuál su esposa estaba embarazada, nacía niña, y así resultó ser, nació su hija Lidia Guadalupe[6].

El día miércoles 16 junio de 1971, en Río Seco, Morazán, el hermano José Antonio Argueta Pérez cumplió su promesa y fue bautizado por el pastor Luis Leonor, entonces presidente de la Misión Adventista de El Salvador[7], comenzando un ministerio de servicio de más de 4 décadas[8].

Educación y matrimonio

A pesar de ser una persona con obligaciones familiares, el hermano Antonio Argueta deseaba culminar una carrera universitaria e inició estudios de Ingeniería Industrial, pero los abandonó porque a finales de l979 estallo la guerra civil de El Salvador, y el departamento de Morazán, al que pertenece San Francisco Gotera, fue uno de los frentes más bélicos, pero eso no impidió que nuestro hermano se desarrollara en muchas áreas que le ayudaron en su currículo laboral y su trabajo como activista comunitario[9], entre los diplomas y certificados[10] que obtuvo resaltan las áreas de sastre pantalonero, fotografía, salud mental, relaciones interpersonales, resolución de conflictos, administración y liderazgo[11].

En el mes de marzo de 1982, nuestro querido hermano enfrentó una de las pruebas más difíciles de su vida personal y cristiana, su esposa, con quien se había casado en 1970, lo abandonó, quedándole a su cargo sus 4 pequeños hijos: José Antonio (Enero 24, 1971), Lidia Guadalupe (Marzo 12, 1975), Marleny Elizabeth (Enero 29, 1977) y Joel Eliseo (Diciembre 21, 1980). A pesar de las circunstancias, no se desanimó y siguió trabajando duramente en la iglesia y para criar a sus 4 hijos, llegando a tener 4 trabajos al mismo tiempo: Administrador de Visión Mundial[12], sastre por las noches, fotógrafo los fines de semana y barriendo el parque y el cine de la ciudad en las madrugadas de 1 a 5 de la mañana con la ayuda de su pequeño hijo José Antonio.

El 29 de diciembre de 1983 se casó con la hermana Cristina Elizabeth Contreras, a quién conoció en las actividades del Club de Conquistadores de su iglesia. Se casarón en la Alcaldía Municipal de Arambala, para ese entonces, cómo otras municipalidades de la zona norte del departamento de Morazán, está municipalidad había trasladado sus oficinas a la ciudad de San Francisco Gotera debido a la guerra. La hermana Cristina Elizabeth Contreras nació el 15 de diciembre de 1963, fue evangelizada por el hermano José Cirilo Sánchez[13] y bautizada en la Iglesia Adventista el 12 de mayo de 1979. Junto con ella procrearon tres hijos: Josué Aarón (Noviembre 12, 1984), Josías Abdiel (Octubre 31, 1985) y Jesiel Abraham (Septiembre 1, 1998).

Ministerio

El ministerio del hermano Antonio Argueta se puede describir desde dos perspectivas: Como líder del Movimiento Juvenil y como líder laico.

Cuando la guerra civil de El Salvador estalló en 1979, el departamento de Morazán se convirtió en escenario de los más sangrientos combates, debido a esto, miles de personas abandonaron sus hogares en los pequeños pueblos del departamento y migraron hacia la ciudad de San Francisco Gotera, que ofrecía seguridad y protección. Estos refugiados establecieron asentamientos alrededor de la ciudad comenzando a padecer una serie de necesidades que organizaciones gubernamentales y no gubernamentales lucharon por cubrir. Una de esas organizaciones fue Visión Mundial y el hermano Antonio Argueta era el administrador de dicha organización para el departamento de Morazán desde 1978, cargo que ostentó la mayor parte del conflicto armado hasta el año de 1990.

El hermano Argueta no solamente llevaba ayuda humanitaria a estas personas, también les presentaba el mensaje de Jesús. Su trabajo se concentró especialmente en los niños y jóvenes de los asentamientos y comenzó a invitarlos a asistir a la Iglesia Adventista, fueron muchos los que aceptaron su invitación y de este modo, él se fue interesando en el trabajo con los jóvenes. Mientras se construía el templo de la Iglesia Central de Gotera, en un terreno donado por la hermana Ninfa de Varela y que fue adquirido gracias a la mediación del hermano Argueta, se necesitaban muchas piedras para los cimientos, el hermano acudió y pidió ayuda a todos las familias y niños que participaban en los proyectos administrados por él, la gran mayoría no adventistas, cuentan algunos testigos, que formando una fila india, decenas de niños y adultos cargaron sobre sus hombros y cabezas piedras desde un río localizado a 2 kilómetros del terreno y así pudieron construir los cimientos; después estas mismas personas, motivadas por el hermano Argueta regalaron ladrillos para construir las paredes del templo.

A finales de 1979 organiza el Primer Retiro Juvenil de su iglesia con la participación de muchos niños y jóvenes, también participó en su primer campamento nacional de conquistadores. En 1980 organiza el primer Club de Conquistadores de San Francisco Gotera con más de 80 miembros, de los cuales la mayoría procedían de los asentamientos con los que él trabajaba. Para poder uniformar a tantos niños, pidió donaciones para la tela y él mismo confecciono cada uniforme.

Fue a partir de aquella experiencia en 1980 que el hermano Argueta comenzó a formar parte del Consejo Nacional de Conquistadores y del Consejo General del Ministerio Juvenil, sirviendo, entre otros cargos, como representante de la zona oriental, coordinador de conquistadores, coordinador de guías mayores, encargado de comunicaciones y vicepresidente del mismo.

Esa época estuvo llena de muchas actividades juveniles a nivel nacional y el hermano Antonio Argueta participó activamente dentro de ellas, completando todas sus clases progresivas, también animando y ayudando a cientos de jóvenes a involucrarse en los Clubes de Conquistadores y Guías Mayores. Entre esas experiencias que destacan su liderazgo está una que sucedió en el campamento nacional de conquistadores en Pescadito de Oro (1985), el pastor Walter Flamenco era el director del campamento, mientras estaban en una reunión del consejo, apareció una unidad del ejército, la guerra civil estaba en su mayor apogeo y sospechaban de tantos jóvenes reunidos en un sólo lugar, preguntaron por el encargado, cuando el pastor Walter Flamenco se identificó se lo quisieron llevar, y el hermano Antonio Argueta les dijo a los militares que no se lo llevarían sólo a él, que se llevarían a todos los que estaban allí, y todos se pusieron al lado del pastor Flamenco. Los llevaron a interrogar, pero al poco tiempo los liberaron, cuando regresaron al campamento encontraron a todos los acampantes de rodillas orando por ellos[14].

En 1996 nace la Misión Oriental Salvadoreña y el movimiento juvenil se sintió fragmentado, pero gracias al liderazgo del hermano Antonio Argueta y otros dirigentes el movimiento juvenil se fortaleció. Desde ese año formó parte del Consejo del Ministerio Juvenil de la nueva misión en casi todas las áreas. El liderazgo del hermano Argueta era tan notorio en los campamentos que una persona no miembro de la Iglesia Adventista e invitado por él a un campamento pudo testificar del profundo respeto que los acampantes y dirigentes le tenían[15].

Cómo laico fue un anciano de iglesia respetuoso, amable, alegre, optimista y misionero incansable. Ayudó a fundar iglesias en lugares de difícil acceso y aún durante el conflicto armado, que fue cuando más creció la obra en la zona. Entre los lugares donde predicó y se fundaron iglesias gracias a su apoyo están Lolotiquillo, Perquín, Ocicala, Delicias, San Simón, El Volcán, El Zapotal, Joateca, y otros más. Mientras predicaban en Lolotiquillo en varias ocasiones les lanzaron piedras a los hermanos, pero no se desanimaron gracias a la motivación que recibían de parte del hermano Argueta. En otra ocasión, durante el conflicto armado, mientras evangelizaban en El Zapotal quedaron atrapados en medio de un enfrentamiento entre la guerrilla y el ejército y para escapar caminaron por una pequeña cañada sobre cadáveres de combatientes, refugiándose en un tatú[16] abandonado, hasta que se calmó el combate.

En algunas temporadas, cuando su distrito se quedaba sin pastor, por diversos motivos, él ayudaba a administrar el distrito sin recibir nada a cambio. Cuando llegaba un nuevo pastor al distrito, él se encargaba de mostrarle todas las iglesias que lo formaban, y a muchas de las iglesias solamente se podía llegar después de caminatas de hasta 6 horas. Siempre fue muy respetuoso con los pastores y podían encontrar en él un hermano, amigo y mentor[17].

Como activista comunitario trabajó duramente en organizaciones educativas, que promovían la paz, la convivencia y la cultura, sus últimos aportes a su comunidad los hizo como presidente del comité de apoyo de la Casa de la Cultura. Esta última organización, en reconocimiento a todo su trabajo voluntario y de apoyo a la comunidad, nominó el festival cultural más importante de la ciudad en su honor en el año 2015, pocos meses antes de fallecer.

Los dirigentes comunitarios siempre vieron en él a una persona dinámica, activa, con visión, intachable, consejero, guía, líder, pero sobre todo con un excelente testimonio como cristiano. En todo su trabajo comunitario nunca negó su fe y siempre puso en alto a su Salvador[18].

Últimos días

La mañana del día nueve de diciembre de dos mil quince, descansó en el Señor el amado hermano Antonio Argueta, en la comunidad de Cantón del Norte, de su natal San Francisco Gotera, después de luchar por muchos meses contra una terrible insuficiencia renal crónica. No se sabe cuantas personas llegaron a los pies del Señor por influencia del hermano Argueta, pero gracias a su trabajo como Guía Mayor y como Laico, se podrían contar por cientos. Antes de fallecer le dijo a su amada esposa Cristina Elizabeth Contreras “Me voy contento, porque en mi corona no van a caber tantas estrellas de los que llevé a los brazos de mi Señor”. A su funeral asistieron cientos de personas, de la iglesia, el movimiento juvenil, pero especialmente de su comunidad. El fiel Guía Mayor duerme hasta el día que su Salvador lo despierte inmortal.

Legado

Su comunidad fue impactada por la vida de un cristiano que siempre lucho por mejorarla y hacer un mejor lugar para los niños y los jóvenes. El movimiento juvenil de El Salvador y especialmente de la Zona Oriental fue fortalecido y motivado por su liderazgo. Su iglesia y distrito crecieron gracias a su trabajo e influencia. Sólo la eternidad podrá decir que tan profunda fue la influencia de Jose Antonio Argueta Pérez.

Notas

[1] Según acta de nacimiento extendida por la Alcaldía Municipal de San Francisco Gotera, con fecha del 18 de mayo de 1973, de la que el autor tiene una copia en su poder.

[2] El autor ha tenido acceso a los certificados de primaria de José Antonio Argueta Perez de sus años de primaria para corroborar los años y lugares de estudio.

[3] Correspondientes a los primeros 3 años de la secundaria en el sistema anglosajón.

[4] Cristina Elizabeth Contreras de Argueta, entrevistada por autor, San Francisco Gotera, El Salvador, Junio 5, 2019.

[5] Los mesones en El Salvador, son construcciones similares a los edificios modernos de apartamentos, pero de un solo nivel, las piezas equivaldrían a los apartamentos, pero de un solo cuarto, donde los habitantes tienen todas las estancias de una casa, es decir, dormitorio, cocina, comedor y sala.

[6] Lidia Guadalupe Argueta Blanco, entrevistada por autor, San Francisco Gotera, El Salvador, Junio 5, 2019.

[7] Castro, A., García, R., Marroquín, J., Merino, K. “Inicio de la Obra Adventista en El Salvador”, Centro De Investigaciones White UNADECA, Abril 19, 2014, consultado en Junio 12 de 2019, https://unadeca.net/cwhite/2014/09/19/salvador/

[8] Según certificado bautismal, que el autor tuvo en sus manos y guarda copia del mismo.

[9] Hilda Esmeralda Dinarte de Hernández, entrevistada por autor, San Francisco Gotera, El Salvador, Junio 5, 2019.

[10] Josías Abdiel Argueta Contreras, entrevistado por autor, San Miguel, El Salvador, Abril 29, 2019.

[11] El autor tuvo acceso a decenas de certificados y diplomas de cursos y capacitaciones que el hermano José Antonio Argueta Perez obtuvo de diversas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales.

[12] World Vision es una organización cristiana humanitaria de desarrollo, dedicada a trabajar con la niñez, sus familias y sus comunidades para reducir la pobreza y la injusticia.

[13] José Cirilo Sánchez, entrevistado por autor, San Francisco Gotera, El Salvador, Junio 5, 2019.

[14] Victor Hernández, entrevistado por autor, San Miguel, El Salvador, Junio 7, 2019.

[15] Manuel Enrique Martínez, entrevistado por autor, San Francisco Gotera, El Salvador, Junio 5, 2019.

[16] Los tatús eran pequeños túneles cavados en la tierra donde se ocultaban los guerrilleros durante la guerra.

[17] Abel Pacheco López, entrevistado por autor, San Salvador, El Salvador, Junio 6, 2019.

[18] Lucia Isabel Gonzalez, entrevistada por autor, San Francisco Gotera, El Salvador, Junio 5, 2019.

Fuentes

O. Martínez Peñate, El Salvado, Historia General, San Salvador, El Salvador: Nuevo Enfoque, 2012.

Perez Morillo, M. D., et all. La Memoria Filmada: Historia Socio-Política de América Latina a Través del Cine: La Visión Desde el Norte. Madrid, España: IEPALA, 2009.

Gordon R., S. Crisis Política y Guerra en El Salvador. México: Siglo XXI, 1989.

Martínez Peñate, O. El Salvador: Las Negociaciones de los Acuerdos de Paz (1990-1992). San Salvador, El Salvador: Nuevo Enfoque, 2011.

Martínez Peñate, O. El Salvador, el Soldado y la Guerrilla (Historias y Relatos de la Vida). San Salvador, El Salvador: Nuevo Enfoque, 2018.

Montobbio, M. La Metamorfosis de Pulgarcito: Transición Política y Proceso de Paz en El Salvador. Barcelona, España: Icaria, 1999.

“Vídeo Documental: Portadores de Cultura” por Manuel Enrique Martínez, San Francisco Gotera, El Salvador, 2016.

M. E. Martínez, “El día que despedí a Don Toño”, Luminares 2, no. 2, 2016, 10-11.

Castro, A., García, R., Marroquín, J., Merino, K. “Inicio de la Obra Adventista en El Salvador”, Centro de Investigaciones White UNADECA (En línea), Abril 19, 2014

Biografía de Autor

Vicente Nafri Machado Arévalo, MBA (Universidad de Montemorelos, Nuevo León, México). Sirve como encargado del Departamento de Producciones y soporte de TIC de la Unión Salvadoreña Adventista desde el 2011. Es primer anciano y administrador del Centro de Influencia Escalón de la Misión Central Salvadoreña, comprometido en la plantación de iglesias entre la población de clase media-alta de la capital de El Salvador. Un evangelista dedicado arduamente a la predicación del evangelio.