Este artículo fue publicado originalmente en la Enciclopedia Adventista en línea, puede consultarlo en el siguiente link https://encyclopedia.adventist.org/article?id=EHZD
Autor: Vicente Nafri Machado Arévalo
La República de El Salvador está ubicada en el litoral del Océano Pacífico de Centro América. Limita con Guatemala al oeste y con Honduras al norte y al este, al sureste el golfo de Fonseca lo separa de Nicaragua, y flanqueado al sur por el océano Pacífico. Los Adventistas del Séptimo Día tienen presencia en este país desde 1915.
Datos importantes
[1] Nombre oficial: República de El Salvador.
Superficie: 21,040.79 Km2.
Población: 6,581,860 habitantes. La población urbana representa el 60.2% y la rural el 39.8% del total de la población.
Capital: San Salvador.
Idioma: Español.
Moneda: Dólar estadounidense y Colón salvadoreño (en desuso)
Religión: La Constitución de El Salvador garantiza la libertad de culto. El 50.4 % de los salvadoreños son católicos, el 38.2 % son cristianos protestantes, un 2.5 % pertenece a otra religión y el 8.9 % aseguran no profesar ninguna religión[2].
Forma de estado: La forma de gobierno de El Salvador es republicano, democrático y representativo. Los órganos fundamentales del gobierno son: Legislativo (Representado por la Asamblea Legislativa, Ejecutivo (Representado por la Presidencia de la República) y Judicial (Representado por la Corte Suprema de Justicia)[3].
División administrativa: La constitución de la República de El Salvador determina que para la administración política el país se divide en departamentos y los departamentos en municipios[4]. Son 14 los departamentos que componen el país, agrupados en 3 zonas geográfica: Oriental (Usulután, San Miguel, Morazán y La Unión), Central (La Libertad, Chalatenango, Cuscatlán, San Salvador, La Paz, Cabañas y San Vicente) y Occidental (Ahuachapán, Santa Ana y Sonsonate). Estos departamentos se dividen en 262 municipios.
Densidad de población: 313 habitantes por Km2.
Visión General
Antes de la llegada de los españoles al territorio salvadoreño, estaba ocupado por dos grandes grupos culturales, desde el río Paz hasta el río Lempa, lo que hoy es la zona occidental y central del país, estaban los Pipiles, descendientes de los Aztecas, llegados del altiplano de México y las tierras bajas del sur del Golfo de México alrededor del año 900 d. C., hablaban náhuatl, y para la llegada de los españoles habían creado lo que se llamó el Señorío de Cuzcatlán. En el territorio oriental, cruzando el río Lempa estaban los Lencas, quienes posiblemente fueron los habitantes originales de todo El Salvador, pero fueron desplazados por los Pipiles y eran dominados por ellos. Otras culturas más pequeñas existentes en el territorio fueron los Chortís, los Cacaopera y los Pocomames[5].
El 31 de mayo de 1522 Andrés Niño, piloto bajo el mando de Gil González Dávila llegó a un golfo que llamó Fonseca, desembarcó en la isla de Meanguera y así se convirtió en el español que descubrió el territorio de El Salvador. No trató de conquistar a los locales, pero a su regreso, las historias que contaba atrajeron a otros hacia este territorio, entre ellos al conquistador Pedro de Alvarado[6]. Esté último, el día 6 de junio de 1524, procedente de Guatemala, cruza el río Paz, dando inició la conquista de El Salvador. Las tropas de Alvarado se encontraron con una oposición decidida por parte de los pipiles. Pero las tácticas y armamentos superiores permitieron a los españoles hacerlos retroceder hasta su capital, Cuscatlán. Alvarado, en 1525 fundó San Salvador. Los pipiles obligaron a los colonos españoles a retirarse y la colonia sería reasentada varias veces antes de que fuera establecida permanentemente en 1528[7].
El 5 de noviembre de 1811, la provincia de San Salvador realizó su primer intento independentista encabezado por José Matías Delgado y Manuel José Arce; pero no fue hasta el 15 de septiembre de 1821, que, junto con el resto de naciones centroamericanas, El Salvador logra su independencia de España. En 1822 las provincias independientes de Centroamérica votaron su anexión a México, solamente 2, de los 170 ayuntamientos que respondieron al llamado se opusieron a unirse, estos fueron las provincias salvadoreñas de San Salvador y San Vicente. La provincia de San Salvador fue invadida por los imperialistas, pero resistió estoicamente, hasta febrero de 1823; con la caída del emperador Iturbide, los mexicanos retrocedieron hasta Guatemala. En 1824 El Salvador, junto con el resto de naciones centroamericanas fundaron la República Federal de Centroamérica, siendo su primer presidente el salvadoreño Manuel José Arce. Para 1840 la federación se había disuelto debido a diversos conflictos entre las naciones que la componían[8].
Desde la independencia hasta 1870 El Salvador tuvo muy poco desarrollo, era una nación que dependía económicamente del cultivo de añil (un colorante natural). Pero a partir de la década de 1870 su economía se transformó y su base fue el cultivo del café, El Salvador se transformó en una república cafetalera. Fue un proceso lento y lleno de obstáculos, pero el café se impuso como el principal producto de exportación hasta llegar a representar el 80% de las exportaciones en 1890[9].
Los caficultores desarrollaron un sistema eficiente de plantación y formaron una élite muy unida que utilizó su creciente fuerza económica para garantizar que el gobierno atendiera sus intereses. Fueron pocas las familias que controlaban la riqueza que se estaba generando, dos de ellas, las familias Meléndez y Quiñónez, monopolizaron la presidencia entre 1913 y 1927[10]. Esta monopolización llegó a su fin como una de las tantas consecuencias de la Gran Depresión que inició en 1929 y en diciembre de 1931, gracias a un golpe de estado, fue instalado en la presidencia el General Maximiliano Hernández Martínez, dando inicio a una sucesión de gobiernos controlados por militares hasta el año de 1979[11].
Entre el 14 y el 18 de Julio de 1969 El Salvador entró en conflicto con el vecino país de Honduras, esa fue la llamada “Guerra de las 100 horas” o la mal llamada “Guerra del Fútbol” ya que se dio después de una serie de partidos por las eliminatorias para el mundial de fútbol de 1970. Pero los motivos eran más complejos: problemas limítrofes, disputas económicas e informes de malos tratos por parte de Honduras a salvadoreños establecidos en colonias de dicho país. Se puede decir que El Salvador ganó militarmente, pero perdió políticamente. La intervención inmediata de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la amenaza de sanciones económicas para El Salvador, puso fin a dicho conflicto, aunque la firma del tratado de paz se dio hasta 1980[12].
A finales de 1979, estalló una guerra civil, que se venía gestando desde años atrás, debido a los gobiernos militares represivos existentes. En ese año fue establecida la Junta Revolucionaria de Gobierno gracias a un golpe militar, y emprendió una serie de reformas que fueron incapaces de detener el avance de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). La Junta Revolucionaria de Gobierno convocó a una Asamblea Constituyente que redactó la actual Constitución de El Salvador (1983) y llamó a elecciones democráticas en marzo de 1984, quedando como presidente el ingeniero José Napoleón Duarte[13].
En 1990, con la mediación de las Naciones Unidas, ambas partes del conflicto, la guerrilla por un lado y el gobierno, que para entonces era encabezado por Alfredo Cristiani de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), por el otro, iniciaron conversaciones para un acuerdo de paz que culminó con la firma de dichos acuerdos el 16 de enero de 1992 en Chapultepec, Ciudad de México. De esta manera se dio fin a una guerra fratricida de 12 años que dejo más de 75,000 personas fallecidas, gran destrucción en la infraestructura del país y deterioro de la economía, se puede decir que su mayor logro fue poner fin a las dictaduras militares. Desde los acuerdos de paz, hasta la fecha, El Salvador está pasando por un proceso de desarrollo en la etapa de posguerra que se ha visto golpeado por huracanes, terremotos y el fenómeno social de las pandillas, problemática que en los últimos años se ha convertido en una de las más grandes de los salvadoreños[14].
Debido al conflicto armado y actualmente a la crisis de seguridad y financiera, los salvadoreños han estado en un flujo constante de migración hacia los Estados Unidos. Para el año 2010 la cantidad de salvadoreños en el país del norte era de 1,648,968, representando el 0.5% de la población total de Estados Unidos y siendo el segundo país latinoamericano con más residentes en suelo estadounidense[15], eso sin contar los miles de inmigrantes que ingresan ilegalmente cada mes. Esa cantidad de salvadoreños en el exterior se ha vuelto importante para la economía del país, ya que solamente en el 2018 El Salvador captó US$5,468.7 millones en concepto de remesas familiares provenientes de Estados Unidos, lo que equivale casi al total del presupuesto general de la nación[16].
Orígenes del adventismo
Para el año 1909, El Salvador era el único país de Centroamérica en el que aún no había ingresado el adventismo, pero ya se hacían planes para lograrlo[17]. En 1911, N. V. Willess, que para entonces era el presidente de la Asociación de Centroamérica[18], lanzó un desafío para enviar un grupo de misioneros al territorio de El Salvador, viendo en esta campaña una gran oportunidad para el crecimiento del mensaje adventista en América Central[19]. En esos momentos, una de las estrategias más usadas para introducir el mensaje adventista en nuevos territorios era a través de la página impresa, y fue esa una de las estrategias recomendadas en 1913 para iniciar la predicación en El Salvador[20].
A. J. Haysmer, presidente de la Unión de las Indias Occidentales[21], en el año de 1914, como los espías que había enviado Moisés a Canaán, llegó a la ciudad de San Salvador para hacer un análisis del ambiente y las oportunidades existentes para abrir una nueva obra en esta nación. Gracias a esta visita, Haysmer pudo definir algunas solicitudes para que la obra en El Salvador iniciará con fuerza, entre ellas se pueden mencionar: 1) La separación de los campos de Guatemala, El Salvador y Centroamérica de la Unión de las Indias Occidentales para que estuvieran bajo la administración directa de la Conferencia General por motivos estratégicos y de comunicaciones, y 2) La solicitud del apoyo del Departamento de Publicaciones para que enviara colportores a la región[22].
Ese mismo año, en el mes de octubre, la Conferencia General votó la separación de los campos mencionados y tenerlos bajo su administración[23]. En diciembre acordó que parte de la ofrenda de decimotercer sábado del segundo trimestre de 1915, sería utilizado para el trabajo, entre otros países, en El Salvador[24].
Para iniciar el trabajo de evangelización, la Conferencia General decidió que el hermano John L. Brown fuera trasladado de España a El Salvador en 1915, e iniciara su trabajo como colportor[25]. Fue así como en el mes de octubre de 1915, el hermano Brown, junto con su esposa y su pequeña hija llegaron a San Salvador, capital del país, convirtiéndose oficialmente en los primeros adventistas en trabajar dentro de este territorio[26]. Un año después, en octubre de 1916 el hermano Brown testificaba “"Hace solo un año, en este mismo mes, la señora Brown y yo llegamos a la república de El Salvador. No encontramos a adventistas ni amigos que nos saludaran. Hoy acabamos de celebrar el primer aniversario de nuestra llegada con el bautismo de catorce creyentes, y la organización de nuestra primera iglesia, con diecinueve miembros”[27]. El hermano Brown, era un abnegado misionero que trabajaba vendiendo literatura adventista entre personalidades importantes del país[28] y dando estudios bíblicos de puerta en puerta; entre los primeros frutos de su trabajo se menciona a un exsacerdote y una señora que se dedicaba a vender Biblias junto con su hija[29].
El 14 de noviembre de 1915, la Conferencia General votó, separar El Salvador de la Misión de Guatemala y formar un nuevo campo[30].
Pioneros
El trabajo de la predicación del evangelio por parte de los adventistas en El Salvador, tuvo la bendición de estar bajo la dirección directa de la Conferencia General, lo que permitió que vinieran muchos misioneros extranjeros al joven campo. Pero también existieron pioneros nativos que se sacrificaron para que la obra creciera. A continuación, se presenta una breve lista de estos pioneros.
John L. Brown
Fue el primer misionero de la iglesia adventista en trabajar en territorio salvadoreño. Llegó junto con su esposa y su hija en octubre de 1915. Trabajó incansablemente como colportor y dando estudios bíblicos de puerta en puerta en la ciudad de San Salvador. Para enero de 1916, a pocos meses de su llegada ya había establecido la primera escuela sabática con 12 personas adultas más niños[31], para octubre del mismo año el hermano Brown ya había fundado una iglesia con 19 miembros.
Desde la fundación de la primera iglesia surgieron otros intereses en diferentes lugares de la república y la membresía fue aumentando. La mayoría de todos los viajes los hacía en mula por senderos en medio de montañas hasta los pequeños pueblos escondidos entre las colinas. Los mosquitos, las pulgas y otros insectos estaban en todas partes para hacerle compañía. Es en tales viajes que el misionero contrae la mortal fiebre tropical de la malaria[32].
En diciembre de 1915 se le otorgo Licencia Ministerial al hermano Brown y Credencial Misionera a su esposa[33]. En mayo de 1916, la Conferencia General autorizó que J. B. Stuyvesant viajara de Guatemala a El Salvador para ayudar al hermano Brown en la organización de una o dos iglesias y al mismo tiempo lo ordenara como anciano[34]. En agosto de 1917, en una reunión de la Conferencia General en Panamá, el hermano Brown recibió su credencial ministerial[35]. Al final de la reunión de Panamá se le dio permiso de regresar a los Estados Unidos para recuperar su salud, ya que había estado sufriendo mucho por largo tiempo los efectos de la malaria y se esperaba que el clima del norte le ayudará a recuperarse[36].
Entre mayo y junio de 1917[37] una serie de temblores habían sacudido San Salvador. La noche del 7 de junio[38], cerca de las 7 de la noche un fuerte terremoto destruyó la ciudad, luego fue seguido de la erupción del volcán de San Salvador, techos, paredes y casas completas fueron destruidas y la casa de los Brown fue severamente dañada, pero la poderosa mano del Señor había protegido a sus siervos en ese momento de desastre, lastimosamente miles de personas perdieron la vida en la capital. El cuidado amoroso de su Salvador en esos momentos de angustia, llenó sus corazones de valor para continuar la obra en un lugar tan aislado, su historia sirvió de inspiración para muchos obreros adventistas que habían dejado su patria y sus seres queridos con el único deseo de cumplir la misión que el Señor les había encomendado[39]. La familia Brown había estado visitando ocasionalmente la ciudad de Santa Ana, pero después del terremoto decidieron estar más tiempo en esa ciudad, pudieron organizar un grupo y se bautizaron cuatro personas[40].
En la publicación del folleto misionero del primer trimestre de 1919 el hermano Brown escribió un artículo sobre el avance del evangelio en El Salvador, entre otras cosas describió la condición de la sociedad salvadoreña pero también los frutos del trabajo realizado, él dijo: “La ignorancia y la superstición abundan en todas partes. El estándar moral es muy bajo. Más de la mitad de los niños de El Salvador son ilegítimos. Cuesta tanto dinero obtener una licencia civil… que los nativos pobres no pueden cubrir estos gastos. Sin embargo, el evangelio de Jesucristo está produciendo un cambio maravilloso”[41].
J. A. Bodle
Tres meses después que los Brown iniciaran la obra en El Salvador, llegaron los Bodle a Santa Ana. J.A. Bodle y su esposa estaban administrando una escuela bilingüe en la ciudad de Guatemala que anteriormente había sido administrada por la Misión de Guatemala, los Bodle usaban el colegio para financiar su trabajo evangelístico, eran obreros de sostén proprio, y al establecerse en Santa Ana abrieron una academia para la enseñanza del inglés[42]. Pero mediados de 1916 algunos asuntos de su hogar en Estados Unidos los hicieron dejar el campo y retornar a su tierra[43].
En septiembre de 1918 el hermano Bodle fue designado Secretario-Tesorero del campo de El Salvador, junto al hermano C. F. Staben como Presidente, ellos dos, junto con sus esposas, vinieron a apoyar y darle nuevos ánimos al hermano U. M. Cooke, quien durante casi un año fue el único obrero en este campo[44]. En 1919 el hermano Cooke junto con su esposa retornaron a Estados Unidos [45].
El hermano Bodle contó que en una ocasión, en 1919, encontró una familia que estaba guardando el sábado, ya tenían cuatro sábados de hacerlo, y esto gracias al trabajo de un hombre de color, pobre y descalzo que no era miembro de la iglesia. Ese hombre había estado viajando entre Honduras y El Salvador y repartiendo tratados adventistas. Visitando al hermano Bodle, el mismo hombre de color, le contó que en Santa Tecla había un observador del sábado. Para ese entonces Santa Tecla era considerada la “Meca” o capital del catolicismo en El Salvador. Es increíble como el Señor usó a ese desconocido hombre de color para que el mensaje adventista se difundiera en El Salvador, nunca se conocerá su nombre, pero forma parte de la maravillosa historia de la predicación del evangelio en esta pequeña nación[46].
En noviembre de 1920, el hermano Bodle, se quedó a cargo de forma temporal de la administración completa del campo, dado que el hermano Staben fue llamado a trabajar a Honduras[47]. A mediados de 1923 la señora Bodle retornó a los Estados Unidos[48] y a finales de 1924 lo hizo su esposo[49].
U. M. Cook
A finales de 1916 la Conferencia General votó que el hermano Cook viniera a El Salvador como director de publicaciones. Después de una reunión en Estados Unidos en enero de 1917 pudo viajar al nuevo campo de trabajo[50]. Junto con su esposa, sirvieron en El Salvador en el área de las publicaciones hasta mediados de 1919[51], antes de ello se convirtieron en los orgullosos padres de una niña[52]. Entre el año de 1917 y 1918 el hermano Cook fue el único obrero empleado en El Salvador[53].
Carl F. Staben
En mayo de 1918 los hermanos Staben fueron delegados como misioneros para El Salvador[54], el hermano Carl Staben fungiría como presidente del campo[55]. Llegaron a El Salvador procedentes de Nueva Orleans, en agosto del mismo año y debido a la destrucción en la que estaba sumida la capital se radicaron en Santa Ana, exactamente en la 11 avenida sur, número 36, donde funcionó temporalmente las oficinas del campo[56]. A finales de 1918 y con la asistencia del pastor R. W. Parmele, presidente de la Unión Norte de Latinoamérica, a la que pertenecía El Salvador, se compró una hermosa propiedad en Santa Ana para construir una casa de obreros y una pequeña capilla. También se compró en San Salvador una esplendida propiedad en el centro de la ciudad que tenía una construcción que ayudaría a instalar oficinas, cuartos para obreros y un salón de reuniones[57]. Durante la administración de Carl F. Stabe se impulsó el trabajo en Santa Ana y San Salvador. A finales de 1920 recibió un llamado para trabajar en Honduras[58].
W. W. Murray
Junto con su esposa llegaron a trabajar a El Salvador como obreros de sostén propio en 1919. Se radicaron y trabajaron en la ciudad de Santa Ana. En el terreno que la Misión de El Salvador había comprado en 1918, el hermano Murray construyó salas de tratamiento y muchas personas asistieron a ellas y fueron bendecidas por su trabajo, no solo con los tratamientos saludables, y los principios de salud que enseñaba, sino también con clases de cocina saludable. El hermano Murray enseñaba inglés y eso le abrió puertas entre las mejores familias de la ciudad[59]. Pasó por muchos aprietos económicos, pero nunca se desanimó[60]. Después de casi cuatro años de trabajo arduo y bien hecho, en 1922 se trasladaron a Guatemala[61].
José Ángel Hernández
El hermano Hernández junto con su esposa Úrsula fueron los primeros salvadoreños en aceptar el mensaje adventista y bautizarse, eran personas muy fieles a sus creencias y mostraban una vida ejemplar como cristianos. El hermano Hernández fue un gran misionero, visitando de casa en casa, él le compró una Biblia al hermano Brown, quién le había presentado el mensaje, y le pidió que se la subrayará con diferentes colores, resaltando los versículos más importantes que dieran apoyo al mensaje adventista, ya que él no podía leer. Cuando se encontraba con sus amigos y conocidos, les pedía que le leyeran los textos marcados y luego él se los explicaba, presentándoles de esta manera el evangelio eterno, él hacía eso constantemente y se convirtió en un poderoso misionero[62].
Otros pioneros locales
Hubo también, otros hermanos salvadoreños que, habiendo abrazado el mensaje, se propusieron expandirlo en su territorio. El hermano Juan Hernández comenzó como obrero en enero de 1919, y estuvo laborando en Cojutepeque tres años, en San Salvador un año, y en Santa Ana otro tiempo. El hermano Miguel Rodríguez empezó a trabajar como obrero en diciembre de 1918, dejó de laborar como obrero en 1921, pero habiéndose incorporado a la sagrada tarea un año después, permaneció en Santa Ana dos años y en Sonsonate un año. Domingo Martínez, empezó a trabajar recibiendo la mitad del salario regular de aquel tiempo y se le contrató como obrero regular desde diciembre de 1921. El dejó de laborar en diciembre de 1922, pero se volvió a incorporar en enero de 1926. El hermano Ladislao Arriaga, trabajó como Secretario Misionero del campo, desde diciembre de 1920 a diciembre de 1922. José M. Membreño trabajó como pastor un año, desde enero hasta diciembre de 1922. Lo mismo ocurrió antes con Maria Valladares quien se desempeñó como obrera bíblica durante el año de 1920[63]. También se sabe que la hermana Carmen Membreño estaba laborando como empleada de la obra en el año de 1919[64].
Difusión y desarrollo del mensaje
Iniciando la obra 1916/1930
En 1908 fue organizada la Asociación Centroamericana, en 1913 Guatemala y El Salvador fueron separados de esa Asociación y se organizó la Misión de Guatemala. Luego, en 1915 El Salvador es separado de Guatemala para organizar una nueva misión que abarcaría todo el territorio salvadoreño. Ninguna obra se había hecho en El Salvador antes de 1915. El 21 de octubre de 1916 se organizó la primera iglesia en San Salvador con 19 miembros y en agosto de 1917 se organizó la segunda iglesia en la ciudad de Santa Ana. Para 1918 la feligresía de la joven misión había alcanzado los 40 miembros[65].
En septiembre de 1918 se compró el primer terreno de la organización, la compra se hizo en Santa Ana por un valor de $ 280.00 dólares, era el equivalente en tamaño a media cuadra de terreno, la idea era construir cuartos para obreros y una iglesia. Por la misma época se compró una casa en la zona comercial de San Salvador con el fin de ser adaptada para las oficinas de la misión, casa para obreros y un salón de reuniones, se pagó un valor de $ 2,600.00 dólares[66].
La tercera iglesia en territorio salvadoreño se organizó en la ciudad de Cojutepeque en 1919, para entonces la feligresía había crecido a 58 miembros y la obra del colportaje estaba creciendo mucho, gracias al trabajo de colportores nacionales[67].
En 1922 la Conferencia General organizó la División Interamericana y El Salvador pasó a formar parte de esa nueva unidad administrativa[68], el pastor E. E. Beddoe fue designado presidente de El Salvador, llegó procedente de Nevada junto con su esposa y su pequeño hijo[69]; también se inició el trabajo permanente de evangelismo en la ciudad de Sonsonate[70]. La primera propiedad que fue comprada en San Salvador, más tarde tuvo que venderse por razones económicas y se compró otra por el precio de $ 2,000.00, en este terreno se construyó el edifico de la Misión, cuyos trabajos finalizaron en diciembre de 1922[71].
En agosto de 1923 el pastor Ellis P. Howard fue ordenado y enviado como encargado de la obra en El Salvador, este era su segundo viaje misionero, después de haber servido en Suramérica[72]. El pastor Howard fue administrador del campo entre 1923[73] y 1927[74]
La ciudad de Armenia, en el departamento de Sonsonate fue inundada con el mensaje adventista a finales de 1924, donde se realizó una gran cruzada de evangelización que dejo como resultado 14 guardadores del sábado y cerca de 40 estudios[75].
En 1925 la Misión de El Salvador fue unida a la de Guatemala para formar un solo campo[76], pero en 1927 los separaron nuevamente. Para entonces El Salvador contaba con 5 iglesias organizadas y una feligresía de 220 miembros[77].
A mediados de 1926 el hermano Daniel Rodríguez llegó a vivir a La Unión, de profesión era sastre, y se puso a laborar en ese ramo, después de poder alquilar una máquina de coser. Pero el hermano Daniel Rodríguez amaba el mensaje del evangelio y encontró tiempo para poder predicar. Para el año de 1928 ya había ganado 8 almas para Cristo, entre ellos un abogado, pero no se limitó a la ciudad de La Unión, también hizo trabajo misionero en Conchagua, que para el mismo año ya había dado el fruto de 3 personas entregadas a Cristo[78]; esa es la referencia más antigua que se conoce del trabajo de la iglesia adventista en el oriente de El Salvador.
El colportaje prosperó grandemente en El Salvador desde que inició la obra y fue quizás el método más efectivo que usaron nuestros pioneros en esa época, este ministerio fue fuertemente impulsado por el pastor Howard. Pedro Valentín Lara fue el colportor que llegó con el mensaje adventista por primera vez a San Vicente en el año de 1925 y dos jóvenes fueron los primeros conversos que él logró en ese departamento; aunque el hermano Pedro no era un colportor sobresaliente, su influencia fue enorme para la predicación del evangelio en San Vicente. Esos jóvenes, se sabe que eran hermanos, comerciantes y que se llamaban Adán y Juan Rivas[79], llevaron el mensaje a la familia de Abraham Hasbun, inmigrantes palestinos procedentes de Belén de Judea y dueños de uno de los comercios más grandes de la ciudad; aunque algunas autoridades eclesiásticas de la ciudad trataron de boicotear el negocio de los Hasbun para que renunciaran a su nueva fe, no lo lograron, ellos se mantuvieron firmes. Para mediados de 1927 en San Vicente existía una congregación de veintiocho miembros[80]. El hermano George. M. Hasbun, hijo de esta familia, llegó a trabajar como secretario-tesorero de la Misión de El Salvador entre los años de 1928[81] y 1931[82], también lo hizo en 1933[83]; y Adán Rivas se convirtió en uno de los más aguerridos colportores que ha tenido El Salvador.
Otro pionero del trabajo en San Vicente fue el hermano Miguel Rodríguez, en 1925, muy cerca de la ciudad de Cojutepeque, gracias al trabajo del hermano Rodríguez, se desarrolló una ceremonia bautismal. El hermano Rodríguez, antes de ser adventista había servido en el ejército salvadoreño como coronel; él gozaba de una entrañable amistad con el presidente de la República, y personalmente le presentó su renuncia al ejército de la nación para convertirse en soldado del ejército de Cristo. Se sabe que también dedico parte de su vida a trabajar en San Salvador[84].
Nuevos territorios 1930/1945
Bajo la dirección del pastor L. H. Olson, quién fuera presidente del campo entre 1930[85] y 1935[86], se animó a los hermanos a poner atención especial a la predicación del evangelio en la zona oriental. El clima y las pobres vías de comunicación impidieron por mucho tiempo el avance de la obra al otro lado del Río Lempa[87]; Se tiene conocimiento que en 1931 ya había un grupo de 5 hermanos en la ciudad de San Miguel que se reunían los sábados bajo la dirección del hermano José N. Vanegas. El hermano Vanegas llevó el mensaje al cantón el Corozal y lo compartió con Lázaro Romero, y éste último lo compartió con quién llegaría a ser su cuñado, el hermano Juan de la Rosa Umaña. En 1932 dos colportores visitaron El Corozal y encontraron al pequeño grupo de adventistas, les ayudaron a organizar la primera escuela sabática en oriente y luego llevaron un informe al pastor Olson quién visitó El Corozal el sábado 31 de mayo de 1932 y se celebró el primer bautismo de ese lugar[88]. En 1934, obreros valerosos y decididos llegaron al pueblo de Sesori, ubicado en la zona norte del departamento de San Miguel, el primer converso de este esfuerzo fue el hermano Arístides Jerez.[89].
De 1936[90] a 1941[91] El Salvador gozó del liderazgo del pastor Peter Nygaard quién trabajó como presidente del campo. El pastor Nygaard fue un misionero de primera clase y el resultado de su liderazgo en las diversas áreas donde existía la Iglesia Adventista era evidente en cada iglesia existente[92]. Para finales de la década de los 30 el mensaje adventista había llegado a muchos lugares de la nación. La zona occidental fue una de las de mayor crecimiento en ese período, pero se carecía de templos propios y con las condiciones para albergar las congregaciones existentes. En 1936 el pastor Nygaard llegó a Santa Ana para apoyar y promover la construcción del templo. Varios años atrás con el apoyo del pastor Parmelee se había comprado un predio muy grande, la única construcción que existía era de madera, pero una plaga de comejenes la estaban destruyendo. Se recolectaron fondos durante todo el año y a principios de 1937 inició la construcción de un gran templo como para 300 personas; el mismo pastor Nygaard dirigió la construcción, ya que él contaba con mucha experiencia en construcción. El edificio que se construyó era de ladrillo y cemento, con columnas de hormigón. El pastor no solo dirigió la construcción, sino que también trabajó en ella, cargaba piedras muy pesadas para el fundamento, a pesar de ser ya muy mayor, y los hermanos que ayudaban dijeron que nadie podía seguir el ritmo de trabajo que él establecía. El templo fue dedicado en el mes de agosto del mismo año, los planes del pastor Nygaard eran usar el gran templo para esfuerzos evangelísticos futuros, apoyado por el obrero local Víctor Printemps.[93].
A finales de 1941 el pastor Nygaard con el apoyo del hermano Printemps iniciaron la construcción del templo de Sonsonate[94]. Es de notar que el hermano Víctor Printemps fue de vital importancia para la predicación del evangelio en occidentes, así como el hermano Rafael Sagastume hizo un excelente trabajo en Santa Ana[95]. Para esa época los templos de Santa Ana y Sonsonate estaban considerados entre los mejores de toda Centroamérica. A principios de 1943, Sonsonate ya contaba con el edificio para que funcionara una escuela de iglesia, solo hacía faltan los maestros. Se sabe que para entonces ya el mensaje adventista había llegado a Chalchuapa[96].
A principios de 1938 la iglesia más grande era la de San Salvador, ese mismo año se organizaron iglesias en Santa Tecla y Quezaltepeque[97]. En 1940 el pastor Nygaard celebró un hermoso bautismo en la ciudad de San Miguel[98]. Al final del período del pastor Nygaard como administrador, en 1941, existían en El Salvador 10 iglesias y 506 miembros[99].
En septiembre de 1942 se realizó en San Salvador una reunión de líderes laicos de El Salvador, como era la costumbre en esa época. Algunos de nuestros hermanos caminaban hasta 120 kilómetros para llegar, otros, primero caminaban una larga distancia para luego tomar un tren rumbo a la capital y otros hacían su viaje a lomo de mula. El testimonio escrito de esa reunión nos demuestra el nivel de sacrificio que vivían nuestros pioneros: “Durante la reunión, a los delegados solo se les proporcionó un alojamiento pobre. Todos dormían en petates colocados en el suelo. Se improvisó una cocina en el patio de la misión, se sirvió comida sencilla en platos de barro. aunque la inscripción a la reunión era significativa, no escuchamos ninguna queja; al contrario, encontramos a todos con un buen ánimo y ansiosos por aprender a ser un trabajador más eficiente en la causa de Cristo”[100].
Hasta finales de 1944 el mensaje adventista había ingresado a 53 pueblos y cantones de la nación, 20 de ellos fueron incursionados ese mismo año. El pastor Eduardo A. Acosta, presidente del campo de 1942[101] a 1945[102], fue responsable de esa explosión evangelística[103].
El Puente Cuscatlán fue inaugurado el 6 de Junio de 1942 sobre el Río Lempa, completaba la recién construida Carretera Panamericana y daba acceso a la parte norte de la zona oriental del país, que hasta entonces había estado aislada y con poco desarrollo[104]. El Puente de Oro fue inaugurado en 1952[105] y conectaba la parte sur de la zona oriental con el resto del país por la carretera litoral. La construcción de estas 2 infraestructuras permitió que el avance del adventismo en El Salvador se comenzará a concentrar en oriente.
Un día Lázaro Romero compartió un tratado de la segunda venida de Jesús con Ilario Perla[106], y él lo compartió con su hermano Juan Pablo Perla, un joven de 26 años, miembro de una familia numerosa y ciudadano distinguido del cantón el Bejucal. Juan Pablo Perla, al leer el folleto, tomó la firme determinación de encontrar a quienes los repartían, aunque tuviera que cruzar todo El Salvador. Averiguo que el hombre era un “adventista” salvadoreño que vivía en San Miguel a 80 kilómetros del Bejucal. Fue a San Miguel, encontró al adventista y aprendió todo lo que pudo de él, se quedó hasta el sábado a participar del culto en la Iglesia Adventista de San Miguel, les regalaron más literatura y junto con Lázaro Romero pidieron la dirección de la Misión, viajaron hasta San Salvador para encontrarla y fueron recibidos por el pastor Peter Nygaard, quién les dio los estudios bíblicos[107]. Al regresar al Bejucal compartió su nueva fe con su familia, y no mucho tiempo después pidió que de la Misión enviaran a alguien para que lo bautizara a él junto con su hermano y su padre[108].
Gracias al trabajo de Juan Pablo Perla, su numerosa familia fue ganada para Cristo, como 22 miembros, y pudieron levantar una gran iglesia que para 1947 ya tenía más de 40 miembros. Tristemente una noche, una furiosa multitud de incrédulos se lanzó sobre él, lo golpearon dejándolo atado, amordazado, herido y sangrando, y lo amenazaron de muerte, si no abandonada el Bejucal, todo por su nueva fe. Eso mismo volvió a suceder y Juan Pablo Perla se trasladó a Jocoro; al poco tiempo de instalado, su vecino Marcelino Fuentes, en estado de ebriedad lo llegó a amenazar con un machete y le dijo que si no se iba de Jocoro lo mataría. No muchos días después de ese incidente, el hijo de Marcelino Fuentes enfermó gravemente, y Juan Perla junto con su esposa pasaron todo un día y la noche cuidando a ese niño, a la mañana siguiente, después de orar mucho por la salud del niño, se recuperó y Marlecino Fuentes se convirtió en amigo de Juan Perla y se hizo adventista. Para 1956 gracias al trabajo de Juan Perla y Marcelino Fuentes, en Jocoro había una iglesia de 67 miembros con laicos muy activos. Esta iglesia levantó un grupo en Pacora, Pacora produjo una nueva iglesia en Montecristo, Montecristo fundó San Pedro y San Pedro fundó La Trinidad. Para ese año en el oriente del país, la iglesia adventista contaba con 17 nuevas iglesias con una feligresía activa de 400 miembros, todo gracias al trabajo de Juan Perla y todos los laicos que había ganado[109]. Años mas tarde, dos hijos de Juan Perla, Otoniel y Pablo, llegaron a ser ministros del Señor y han servido en diversas áreas y niveles administrativos. También su hija Herminia Perla fue rectora de la Universidad Adventista de Centroamérica.
Era de los Ford 1945/1975
En 1945[110] llega a El Salvador el pastor Orley Ford y su esposa Lilian, después de servir en Sudamérica y otros países de la región centroamericana como Guatemala y Costa Rica. El pastor Ford sirvió cómo presidente del campo por casi 14 años, hasta 1958[111]. La hermana Lilian Ford ayudo fuertemente con el trabajo de los jóvenes a través del movimiento Misioneros Voluntarios (MV), siendo los precursores de los Conquistadores y Guías Mayores en El Salvador, también sirvió en otros departamentos de la Misión[112].
El pastor Orley Ford y su esposa eran fieles creyentes del trabajo que los jóvenes MV[113] podrían hacer por la iglesia, por eso impulsaban el trabajo de ellos y los apoyaban, eso fue evidente cuando en la vacación de agosto de 1949 organizaron el primer campamento MV de El Salvador y quizás el primero de la Unión Centroamericana[114].
El pastor Ford estableció como filosofía de trabajo el lema “Siempre más, nunca menos” y animó el trabajo de los laicos locales. Entre 1953 y 1954 se dieron los siguientes esfuerzos: Se desarrolló una campaña evangelística por 3 meses en el templo de Santa Ana, con el evangelista Fulton Archbol, teniendo un promedio de asistencia de 400 personas, gracias a ese esfuerzo se organizaron varios grupos en la ciudad. El pastor Ford equipó la misión con 25 proyectores que fueron diseminados por todo el territorio para poder evangelizar. Un grupo de laicos dirigidos por el hermano Emilio García desarrollaron esfuerzos evangelísticos en Nahulingo y Juayua. El pastor Daniel Mocada con un grupo de laicos realizaron pequeños y numerosos esfuerzo en los alrededores de la ciudad de San Miguel. La hermana Elvira de Rodríguez, una obrera bsíblica de la misión, con su hija organizó una escuela sabática en el pequeño pueblo de Santa Cruz Analquico, Cuscatlán. Otros laicos que trabajaron duro durante esa época y son dignos de recordar, son los hermanos Carlos Rodríguez, Virgilio Moreira y Lázaro Dueñas[115].
En la ciudad de Zacatecoluca, departamento de la Paz, el evangelio entró a través de los cursos bíblicos por correspondencia en 1958. El pastor Orley Ford y su esposa Lilian apoyaron mucho este esfuerzo; para finales de 1959 hubo una graduación, algunas de las personas que se graduaron ya habían tomado 3 cursos diferentes. Después de la graduación hubo una ceremonia matrimonial para que algunos de los graduandos que no estaban casados, lo pudieran hacer y así estar listos para el bautismo, para entonces ya había por lo menos 15 personas preparadas para ser bautizadas[116].
El 18 de enero de 1957, con una serie de reuniones evangelísticas dirigidas por los pastores Daniel Moncada y Miguel Cerna, se inauguró el nuevo templo de la iglesia Central de San Salvador. El antiguo edificio fue vendido y se construyó uno nuevo en otra ubicación. Los hermanos deseaban glorificar a Dios con un templo representativo en la capital, motivados y dirigidos por el pastor Ford, pudieron lograrlo. El nuevo templo incluía una nave principal con capacidad para 1,000 personas, incluyendo el mezanine, 4 aulas para escuela y oficinas para la Misión. Fue construida de ladrillos reforzados y concreto para resistir incendios y terremotos[117].
Después de estar 42 años en servicio activo como misionero fuera de su país (1917-1959) [118], el pastor Orley Ford se jubiló; él junto a su esposa decidieron hacer de El Salvador su segundo hogar, y a pesar de estar jubilado siguió trabajando como pastor de distrito en una vida muy activa y misionera como siempre había sido, “Jubilado, pero no cansado”, así lo describieron sus contemporáneos[119].
Para 1960 la familia de José Ignacio eran los únicos adventistas en la ciudad de Jiquilisco, Usulután, y tenían un taller de reparación de relojes, allí compartían el mensaje adventista con quienes les visitaban[120]. En 1960 el pastor Orozco fue asignado a un nuevo distrito para abrir nuevos campos, este era el distrito de Usulután. Allí se encontró con una interesante historia, un señor encontró un cupón de la Voz de la Profecía, que ofrecía un curso bíblico por correspondencia de Cuba, el señor envío la solicitud a Cuba y de allí su nombre fue pasado a la Misión de El Salvador, inició el estudio con mucho interés y luego matriculó a otra persona y así sucesivamente se fue formando una cadena que preparó una cosecha, que inició con 7 bautismos realizados por el pastor Orozco el mismo año de su llegada[121]. Entre las primeras familias adventistas en Usulután que apoyaron el trabajo del pastor Orozco estuvieron la familia del hermano Sebastián Vanegas, la familia del hermano Miguel Cerna y su esposa Elva Vanegas y la familia de la hermana Cristales. Inicialmente se reunieron en una casa alquila cerca de la que fue la Escuela Basilio Blandón, luego se trasladaron a otra casa alquilada por la zona del actual rastro municipal[122]. Para el año de 1964 ya se contaba con el terreno, donde más tarde se construiría el templo de la actual Iglesia Central[123].
Entre 1960[124] y 1963[125] el pastor Francisco Arroyo fue el presidente de la misión, durante su administración el ministerio de las prisiones que dirigía la iglesia Central de San Salvador fue muy bendecido; a pesar de que las autoridades penitenciarias no ofrecían mucha ayuda a la apertura de las cárceles para que los laicos llegarán a dar estudios bíblicos y reunirse los días sábado en la prisión, fue por la insistencia de la hermana Carlota de López, con el apoyo de los hermanos Moisés y Saúl Cortes que ese ministerio inició en 1961. Después de pasar muchas dificultades, el encargado de la prisión dio autorización para que el 8 de junio de 1963, los primeros dos presos pudieran ser bautizados, ellos fueron los hermanos Pineda Castro y Mineros Barrera; ese sábado por la mañana el pastor Arroyo con el esposo de la hermana Carlota de López fueron a la prisión, y junto con dos guardias custodios llevaron a los candidatos en un microbús de la misión a la iglesia Central de San Salvador, donde fueron bautizados. Estos bautismos y el futuro testimonio de los recién bautizados hizo que las autoridades cambiaran su actitud hacia el trabajo que los adventistas, junto con el programa La Voz de la Profecía hacían en la cárcel y apoyaran los esfuerzos dando los permisos respectivos[126].
En 1962 el movimiento juvenil, que en ese entonces se conocía como Misioneros Voluntarios (MV), fue clave para la predicación del evangelio en Usulután, usando este método se abrió obra en Moropala y Hacienda Nueva, al sur del departamento. De este movimiento destaca un joven de 22 años de nombre Arcenio Ascencio, quién tocando puerta por puerta, visitó todas las casas de Hacienda Nueva, de tal forma que cada persona de ese lugar llegó a escuchar del mensaje adventista; al principio, el grupo se reunía debajo de un árbol, luego alquilaron una casa, pero aun así no fue suficiente, más tarde recibieron la donación de un terreno para construir un templo[127].
El 6 de Junio de 1964 se inauguró una iglesia nueva en el departamento de Usulután, estaba ubicado en el Cantón Nueva Esperanza, más conocido como Tierra Blanca, desde este lugar y con apoyo de hermanos de Zacatecoluca el mensaje adventista llegó a la cabecera departamental desde inicio de los 60. El mismo año se recibió en donación un terreno ubicado cerca de la universidad nacional, en el municipio de Ayutuxtepeque, la donación fue cedida por la madre de un miembro recién bautizado, y se usó para construir lo que fuera la cuarta iglesia en San Salvador. El mismo año se recibió una donación de otro terreno para construir la iglesia de Hacienda Nueva, Usulután[128].
El pastor Daniel Moncada, como presidente de la Misión de El Salvador (1965[129]-1969[130]) tuvo que enfrentar dos grandes desafíos de la nación y transformarlos con la ayuda de Dios en oportunidades para compartir el mensaje adventista: El terremoto que destruyó la capital en 1965[131] y la guerra con el país vecino de Honduras.
El 3 de mayo de 1965, a las 4:05 un terrible terremoto de 6.5 grados en la escala de Richter dejó en la ruina la capital y sufrieron daños algunos municipios aledaños. El saldo del desastre fue de más de 100 muertos, 500 heridos y 50,000 damnificados[132]. Para entonces la iglesia estaba fortalecida y preparada para poder brindar ayuda a los damnificados, por un período de 8 semanas, a través de la Sociedad Dorcas de San Salvador, se repartió ropa y alimento entre los necesitados, tanto miembros de la iglesia, como no miembros. La Iglesia Central de San Salvador, que no sufrió daños milagrosamente, sirvió de centro de operaciones y más de 200 familias fueron beneficiadas. También para esa época, Sociedad Dorcas ayudaba a “La Casa de la Misericordia”, un lugar para pacientes con tuberculosis, repartiendo mantas y ropa. Las Dorcas regalaban canastillas al hospital de maternidad[133].
El pastor Moncada con todo su equipo de pastores y el apoyo de la Misión de Guatemala, fueron parte del Comité de Emergencia Nacional que trabajo duramente en la capital para ayudar a los miles de damnificados por el terremoto. Con la clínica móvil llena de medicina, camiones que los hermanos pusieron a disposición y decenas de laicos voluntarios, se hicieron cargo de repartir alimentos y atención médica en lo que ahora es Ciudad Delgado. Esto causó un profundo impacto en las autoridades gubernamentales y abrió las puertas para apoyar futuros esfuerzos de la iglesia[134].
Entre 1971[135] y 1972 el pastor Luis E. Leonor fungió como presidente del campo, e instituyó una de las celebraciones más queridas y recordados por la feligresía en El Salvador: El día de la hermandad. Un día en el que se reunían laicos de todo el país para ser fortalecidos y animados. El primer día de la hermandad lo organizó el pastor Luis E. Leonor los días viernes 17 y sábado 18 de noviembre de 1972. En esa primera ocasión llegaron cerca de 2,800 laicos de todo El Salvador. Como invitados especiales se tuvo a los pastores Theodore Carcich, vicepresidente de la Conferencia General; Carlos E. Aeschlimann, presidente electo de la Unión Centroamericana y autor del curso bíblico La Fe de Jesús; y, G. E. Maxson presidente saliente de la Unión Centroamericana. Se aprovechó la oportunidad para otorgar un reconocimiento a través de una placa a los esposos Orley y Lilian Ford por sus 27 años que había dedicado a trabajar por El Salvador, los hermanos los ovacionaron. El pastor Ford ya estaba en un estado crítico de salud y compartió un mensaje desafiante, para mantenerse fieles hasta el último momento, que al mismo tiempo sirvió de despedida, ya que el siguiente día, 19 de noviembre, el tenaz guerrero descansó en los brazos de su Salvador. Por voluntad del pastor sus restos descansan en el Cementerio General de Ayutuxtepeque en San Salvador. La iglesia quedó profundamente triste, por la pérdida, del que fuera considerado el siervo más valioso y capaz que haya tenido El Salvador[136].
El 25 de noviembre de 1973, durante la administración del pastor Donald E. Crane, fueron dedicadas las nuevas oficinas de la Misión Adventista de El Salvador, ubicadas en el Centro de Gobierno, esta era y sigue siendo una posición estratégica, ya que está cercana a las oficinas gubernamentales de la mayoría de dependencias. A esta dedicación llegaron invitados de la Conferencia General, la División Interamericana, la Unión Centroamérica, amigos, miembros de la iglesia, y la prensa y televisión nacional que cubrieron el evento. La construcción fue dirigida por el hermano Rafael Hernández, un anciano de iglesia[137].
Crecimiento explosivo 1975/1990
El doctor Milton Peverini García y el cuarteto Los Heraldos del Rey, del programa radial La Voz de la Esperanza, antes conocido como La Voz de la Profecía, estuvieron de visita en El Salvador a inicios de 1976. En el aeropuerto fueron recibidos por el alcalde de San Salvador quien les entregó las llaves de la ciudad y los declaró Ciudadanos Honorarios de El Salvador. Se dieron cita en el Gimnasio Nacional donde asistieron casi 10,000 personas.[138]
En agosto de 1976[139], fue nombrado presidente de la Misión de El Salvador el pastor Raúl Rodríguez, en sustitución del pastor Cami B. Cruz[140]. El pastor Rodríguez estuvo dirigiendo la Misión hasta el año de 1979[141]. Durante este período ocurrió un gran despertar en el trabajo misionero y la ganancia de almas, así como el fortalecimiento del sistema educativo. El enfoque novedoso que el pastor Rodríguez infundió en la educación adventista ayudó a que la matrícula aumentara de 432 alumnos en 1976 a 884 en 1978, un aumento del 100%[142].
El pastor Rodríguez gozó de buenas relaciones con la Presidencia de la República y esto fortaleció la imagen de la iglesia ante el gobierno. En 1977 pudo entrevistarse con el entonces Presidente General Humberto Romero y el Vicepresidente Dr. Julio Astacio y obsequiarles la colección de libros del Gran Conflicto, presentó un informe de lo que la iglesia hacía en el país y oró por ellos[143].
A finales de 1978, se celebró el primer Campamento de Conquistadores de la Misión Salvadoreña en San Ignacio, Chalatenango[144], estuvieron dirigiendo el campamento el pastor Juan Otoniel Perla, Departamental de Jóvenes de la Misión, el pastor Israel Leito, Departamental de Jóvenes de la Unión Centroamericana y el presidente del campo, pastor Raúl Rodríguez[145].
En 1979, retomando el plan presentado por la Unión Centroamericana, El Salvador celebró la Explosión Evangelística 1979, donde administradores, departamentales, personal de oficina, pastores, maestros de colegio, predicadores laicos y hermandad en general se volcaron al trabajo misionero, fue una jornada milagrosa y lo más cercano al pentecostés primitivo que se ha vivido en El Salvador. Miles de carteros misioneros llevando estudios bíblicos a miles de estudiantes, cientos de campañas realizadas en todo el territorio, pero especialmente en la capital dieron un fruto maravilloso. El 1 de marzo, más de 12,000 miembros, llevaron a 5,003 alumnos a graduarse de los cursos por correspondencia al Gimnasio Nacional, donde nuevamente la palabra fue expuesta por el Doctor Milton Peverini García de la Voz de la Esperanza, con los Heraldos del Rey, inmediatamente después dieron inicio 229 campañas, finalizando el 24 de marzo, cuando se dio el bautismo de las primicias con 501[146] personas entregadas a Cristo en ese día y luego, el 12 de mayo, bajo una lluvia torrencial, en el Lago de Ilopango, 15 pastores, con las olas embravecidas del lago como si quisieran impedir el poderoso momento, bautizaron 1,325 nuevos conversos. La hermandad llegó en más de 500 vehículos al lugar. Debido a los acontecimientos políticos acaecidos en el país no pudieron llegar todas las iglesias con sus candidatos, pero se celebraron bautismos en otros puntos de la república, para llegar a un total de más de 2 mil bautismos. Este evento fue descrito por el pastor Robert Folkenberg, entonces presidente de la Unión Centroamericana, como “el esfuerzo evangelístico más productivo en la historia de los Adventistas del Séptimo Día”[147].
A finales de 1979 estalló la guerra civil de El Salvador, que duraría más de una década, pero que no mermó el espíritu evangelístico de la iglesia. El pastor Juan Otoniel Perla fue presidente del campo en 1980[148] y 1981[149], años difíciles del inicio del conflicto bélico. Pero ese celo misionero del que han gozado los salvadoreños a pesar de las adversidades se dejó ver en 1980, cuando en medio de los enfrentamientos armados se lograron bautizar más de 3,500 personas, gracias al trabajo de aguerridos laicos, como el hermano Andrés Molina, que ganó 139 almas solo ese año[150]. Pero no solo hubo crecimiento en ganancia de almas, la mayordomía del campo se fortaleció y creció en un 35% ese mismo año, a pesar de la crisis política del país[151]. El campo se estaba fortaleciendo. En 1981 el evangelismo público fue suspendido por el conflicto, pero los laicos trabajaban ofreciendo estudios bíblicos de casa en casa, el 14 de marzo de ese año hubo un bautismo de 926 personas, superando con estos los 2,000 bautismos el primer trimestre del año[152].
A principios de 1982[153] la División Interamericana informó a la Conferencia General que la Misión de El Salvador estaba solicitando su cambio de estatus a Asociación, gracias al crecimiento en feligresía, financiero y el sólido liderazgo mostrado por el campo, dicha solicitud fue aceptada, y en noviembre de 1982 el cambio de status fue efectivo en el congreso trienal[154], siendo elegido como primer presidente de la Asociación Salvadoreña el pastor Jose C. Guevara[155], el pastor Otoniel Perla había sido nombrado Secretario Ministerial de la Unión Centroamericana[156]. En ese momento El Salvador contaba con una feligresía de 22,485 miembros y 94 iglesias organizadas[157].
La iglesia siguió trabajando y fortaleciéndose, a pesar de la adversidad de la Guerra Civil que finalizó en 1992 y un terremoto que destruyó la ciudad capital en 1986. El crecimiento fue tal que en el año de 1996 el territorio se dividió en dos campos, y nace la Misión Oriental Salvadoreña. El presidente en la Misión de Oriente fue el Pastor René Martínez y en la Asociación Salvadoreña, continuó el Pastor Vicente Meza. Para entonces el territorio nacional ya contaba con 102 iglesias organizadas y 29,142 miembros en la Misión Oriental que estaba conformada por los departamentos de Cuzcatlán, Cabañas, La Paz, San Vicente, Usulután, San Miguel, Morazán y La Unión; y la Asociación Salvadoreña contaba con 122 iglesias y una feligresía de 37,258 diseminada en los departamentos de Santa Ana, Ahuachapán, Sonsonate, La Libertad, Chalatenango y San Salvador[158]. ¡En 14 años la feligresía casi se había triplicado! A partir de ese momento y con divisiones posteriores de los campos la historia del adventismo en El Salvador siguió el camino de 5 campos organizados en el territorio y actualmente una Unión Misión. ¡Alabado sean nuestro buen Dios!
Instituciones
Escuela La Loma
La primera escuela formal que los adventistas fundaron en el territorio fue la escuela La Loma, en el mes de mayo de 1924. Estaba ubicada a 29 kilómetros de San Salvador, en El Paraíso, municipio de San Pedro Perulapán del departamento de Cuscatlán. Fue bajo la visión del pastor Howard que se organizó esta escuela. El hermano Bodle y su familia se mudaron allí para iniciar el trabajo[159]. Para inicios de 1925 ya se habían bautizado 16 alumnos, 10 de la comunidad y 6 que vivían en San Vicente. Al principio la gente tenía un poco de temor de la escuela y el primer año solo tenía 25 alumnos, pero ya para su segundo año tenía más de 50 alumnos[160].
En el mismo lugar funcionó lo que fue quizás el primer sanatorio del campo, donde se atendían más de quinientas personas al mes y hasta 60 diarias. De este lugar se iba a atender comunidades cercanas y hasta el gobierno inició un plan para copiar el modelo de La Loma en una institución cercana[161]. En La Loma se daba orientación sobre agricultura, tejido y economía doméstica y la educación se centraba en lo mental, moral y físico. La escuela La Loma fue de gran ayuda en la preparación de obreros locales y para la expansión del mensaje en la zona paracentral del país[162].
Escuela de Capacitación Adventista Salvadoreña (ECAS)
La idea de una institución secundaria con internado nació en la mente del pastor Cami B. Cruz a mediados de los setenta, mientras era presidente del campo. En agosto de 1981, la administración de la Misión se realizó la compra del terreno de la Hacienda de los Palmitos, cerca de San Juan Opico, departamento de La Libertad con un área de 164 manzanas[163], dicho terreno sería utilizado para construir un Colegio con internado y ofrecer educación cristiana al alcance de los jóvenes adventistas de todo El Salvador[164], uno de los principales propulsores del proyecto fue el pastor Elden Ford, hijo del ya fallecido pastor Orley Ford, que para entonces era el Departamental de Educación del país y quien para enero de 1982 ya tenía los planos de la construcción[165] y tomaría el cargo de director de la institución. El 19 de marzo[166] de ese año se realizó la ceremonia de colocación de la primera piedra, para dar inicio a la construcción de lo que sería la Escuela de Capacitación Adventista Salvadoreña, ECAS[167].
Para enero de 1983 ya se había finalizado el primer edifico, el hogar de señoritas, que serviría para albergar todas las instancias de la institución ese año: Aulas, administración, hogar de varones, hogar de señoritas, casas de maestros, cocina, comedor y templo. En febrero iniciaron las clases, a pesar de contar con los servicios básicos de electricidad y agua. La población estudiantil de ese año fue de 50 alumnos, y la primera ecónoma que los atendió en la cocina fue la hermana Leonor Campos, cariñosamente conocida y recordado como “Ma ‘Moy” que junto a su hijo José Roberto Campos, “Beto”, fueron un ícono en la institución[168]. El primer grupo en graduarse de bachillerato lo hizo 1984 y los ejercicios de graduación se realizaron entre el 2 y 4 de noviembre, todo gracias a la iniciativa y el trabajo incansable del grupo de obreros valientes que iniciaron el proyecto de la mano de los esposos Robert y Vanessa Ford[169].
ECAS surgió en el momento en el que una guerra civil estaba devastando el país, pero que no había podido detener el avance y crecimiento de la iglesia, hoy en día es un refugio para muchos jóvenes que vienen de comunidades golpeadas por la violencia en El Salvador. En todo ese tiempo, esta institución ha formado en sus aulas a muchos jóvenes que han llegado a ser obreros de la causa del Señor, maestros, contadores, administradores, pastores, presidentes de campos y de unión; también sus instalaciones han sido una bendición para que se realicen campamentos de niños y jóvenes, congresos, reuniones de laicos, capacitaciones de líderes y muchas otras reuniones tanto para su campo local, como para otros campos y la actual Unión Salvadoreña.
Radio Adventista 96.5 FM
[170] Desde la década de 1980, durante el gran crecimiento de la feligresía a pesar del conflicto armado, se comenzaron a dar oportunidades de que la iglesia en El Salvador pudiera comprar una frecuencia radial, pero por diversos motivos no se pudo. Por muchos años solamente se pudo transmitir el programa La Voz de la Esperanza por radios comerciales que vendían un espacio a la iglesia, entre ellas estaba la YSKL, posiblemente la radio nacional con más audiencia. No fue, sino hasta 1998, en el mes de septiembre, que se presentó una oferta muy accesible y no se perdió, entonces se compró la frecuencia 96.5 en FM y se pudo cumplir el sueño que por años se había tenido.
La primera vez que se escuchó esa frecuencia transmitiendo el mensaje adventista, fue un día lunes 5 de octubre de 1998, a las 8:20 de la mañana. El presidente de la Asociación Metropolitana, pastor Jesús Vicente Meza, el pastor Adalberto Gómez Rivera, como primer director de la radio, y los jóvenes José Antonio Barrientos y Gustavo Enrique Jacobo, ambos de 15 años, fueron los primeros en estar en la cabina de transmisión. En ese momento, el único material que se tenía para transmitir lo formaban 13 casetes de cantos y el Nuevo Testamento junto con los Salmos. La primera transmisión de Radio Adventista, el nombre con el que se llegó a conocer ese medio de comunicación, finalizó a las 12 del mediodía y durante 3 semanas se transmitió en el horario de 6 de la mañana a 12 del mediodía. Luego por consejo del hermano Fabricio Rivera, que más tarde llegaría a ser director de la radio y que era miembro de la junta directiva en esos inicios, el horario de transmisión se amplió de 6 de la mañana a 6 de la tarde y un mes más tarde a un horario más extendido de 5 de la mañana a 10 de la noche[171].
Como se ha mencionado, el material con el que contaba la radio inicialmente era muy poco y se repetía casi a diario; hasta que un día la hermana Ana María Alcaine donó 40 casetes de música y alrededor de 60 casetes de sermones, eso fue solo el inicio, porque luego se recibió más material.
A parte de las personas ya mencionadas, entre los primeros locutores de Radio Adventista se pueden mencionar a Jaqueline de Alfaro, Luis Alberto Abarca, Roxana Lisset Cruz Cruz, Moisés Omar Vidal, Juan Pablo Ventura, María Auxiliadora Cideos , Saúl Mauricio García, Rodolfo Zepeda, Martín Hernández, Ruth Elizabet Gamero y muchos otros que han servido a este ministerio hasta el día de hoy.
Hoy en día Radio Adventista 96.5 FM goza de una fiel audiencia que puede escucharla las 24 horas del día, una parte significativa de esa programación es de producción nacional. Gracias a los avances tecnológicas Radio Adventista a logrado traspasar las fronteras y es posible escucharla desde cualquier parte del mundo, ya que cuenta con su propia página web en la dirección https://www.radioadventista965.com.sv/, y existen diversas aplicaciones para smartphone Android y ser escuchada a través de teléfonos celulares.
El director actual de Radio Adventista es el hermano Carlos Díaz, y entre el equipo de trabajo, cuenta con locutores de mucha experiencia como Napoleón Ayala, Leslye Campos y Gerson Arenivar[172].
Stereo Adventista 106.9 FM
[173] En el año 2000 el hermano Marcelino Fuentes del oriente del país se dedicaba al trabajo de bienes raíces y entre las propiedades que le comisionaron vender estaba la estación radial Stereo Infinito con la frecuencia 106.9 FM, él le informó al pastor Eduardo Urrutia de la oferta, y el pastor Eduardo Urrutia le dio la información al pastor José María Vallejos. Un poco de tiempo atrás el pastor Vallejos había conversado con el presidente de la Unión Centroamericana, que para entonces era el pastor Otoniel Perla, sobre la posibilidad de tener una radio para transmitir el mensaje adventista a través de las ondas radiales en el territorio de la Misión Oriental, ya que Radio Adventista no cubría esa zona del país. El proyecto inició con la búsqueda de una radio cuyo costo fuera accesible, esa encomienda se le dio al mismo pastor Vallejos y al pastor Raúl Urrutia, hermano de Eduardo Urrutia quién llevó la noticia de la radio que el hermano Marcelino Fuentes como comisionista estaba ofreciendo.
Se hicieron todos los trámites necesarios a través del presidente de la Misión Oriental, pastor Otoniel Zelaya, con el apoyo del pastor Otoniel Perla, así se compró Stereo Infinito. El primer director de la radio fue el pastor José María Vallejos, se hizo la prueba de transmisión el día 16 de mayo, y el inicio oficial de la transmisión de Stereo Adventista se realizó el día 17 de mayo de 2000. 2 meses y medio después el hermano Alexander Quijano tomó la dirección de la radio en lugar del pastor Vallejos. El hermano Quijano, miembro de la iglesia Central de San Miguel, fue parte del equipo original de la radio y realizaba una gran labor es ese ministerio. También vale la pena mencionar el trabajo del hermano Amadeo Flores, de la iglesia Las Delicias, quien trasladó todo el equipo del local de Stereo Infinito, al edificio de la Misión Oriental Salvadoreña, que ha sido el lugar donde ha permanecido la cabina de transmisión desde un principio, también participó como locutor.
El tercer director con el que conto Stereo Adventista fue el pastor Abel Pacheco, quién fue el primer director radial nombrado por la Junta de la Misión. Le sucedió el pastor Mariano Neftalí Cayax, durante la administración del pastor Cayax la radio logro posesionarse entre nuestros hermanos, se instalaron antenas retransmisoras en Casa Nueva para cubrir el departamento de Usulután y en Sillitas para cubrir la parte nororiental de la Misión. Esto último se logró gracias al trabajo de los secretarios de campo, pastores y hermandad en general.
Cuando la Misión Oriental cambia al status de Asociación en el año 2007, en el congreso cuadrienal es nombrado director de la radio el hermano Adán Herrera quién ostentara este privilegio por 8 años. Durante su administración, el 17 de mayo de 2011 se cambia el nombre de Sterero Adventista a RSA, también se comenzó a transmitir por internet en la dirección http://radioadventista.org.sv y actualmente existe una App para teléfonos Android y Apple para poder escucharla en dispositivos móviles. Se instaló una repetidora en la iglesia Central de Perquín en Morazán, para cubrir el territorio más al norte del campo; también, para tener mejor cobertura se trasladó la repetidora de Usulután a el Cantón las Moritas de San Jorge.
Unidades organizativas
El territorio actual de El Salvador está dividido en 5 Asociaciones que se agrupan en la Unión Misión de El Salvador.
La Asociación Metropolitana de El Salvador fue el primer campo en existir. Fue organizado como Misión de El Salvador en 1915 y reorganizado como tal en 1927. El status de Asociación lo alcanzó en 1982. En 1996 sufre la primera división del territorio naciendo la Misión Oriental. Actualmente su territorio abarca la zona metropolitana de San Salvador.
La Asociación Oriental de El Salvador, fue el resultado de la primera división de la Asociación Salvadoreña en 1996. En el año 2007 alcanza el status de Asociación y al mismo tiempo su territorio se divide, naciendo la Misión Paracentral. Su territorio actual lo componen los departamentos de la zona oriental del país: Usulután, San Miguel, Morazán y La Unión.
La Asociación Occidental de El Salvador nace de la segunda división que se da la Asociación de El Salvador en el año de 2006, en el año 2015 se organizó como Asociación y su territorio quedó compuesto por los departamentos de Santa Ana, Sonsonate y Ahuachapán.
La Asociación Paracentral de El Salvador nació como Misión en 2007. En 2011 alcanza el status de Asociación y su territorio quedó compuesto por los departamentos de Cabañas, Cuscatlán, La Paz y San Vicente.
La Asociación Central de El Salvador ha sido el último campo que nació de una tercera división que sufrió la Asociación de El Salvador en el año 2008. Alcanzó el status de Asociación en el año 2015, quedando su territorio compuesto por los departamentos de Chalatenango, La Libertad y parte de San Salvador.
En el año 2003 El Salvador, después de haber pertenecido a la Unión Centroamericana, pasó a formar parte de la Unión Misión Central de Centroamérica junto con Honduras. En el año 2011 esa Unión fue dividida y El Salvador fue organizado como una nueva Unión Misión que está compuesta por los campos descritos anteriormente[174].
Feligresía
Hasta el 16 de Julio de 2019 El Salvador cuenta con 798 iglesias organizadas y 204 grupos, en donde se reúnen un total de 195,746 feligreses[175] que trabajan organizados en 2,748 pequeñas congregaciones o grupos pequeños[176].
La Asociación Occidental tiene 194 iglesias, 30 grupos, 675 pequeñas congregaciones y 44,174 miembros. La Asociación Central cuenta con 121 iglesias, 49 grupos, 412 pequeñas congregaciones y 26,484 miembros bautizados. La Asociación Metropolitana está compuesta por 130 iglesias, 17 grupos, 491 pequeñas congregaciones y 34,449 miembros. La Asociación Paracentral tiene 154 iglesias, 41 grupos, 525 pequeñas congregaciones y una feligresía de 34,761 miembros. Finalmente, la Asociación Oriental la componen 199 iglesias, 67 grupos, 645 pequeñas congregaciones y 55,877 miembros.
Efecto de los desarrollos políticos en el trabajo de la iglesia
Entre 1900 y 1930 la presidencia de la República de El Salvador, estuvo controlada por familias económicamente poderosas. Fue en ese momento que la Iglesia Adventista llega a El Salvador, encontrando mucha pobreza entre sus habitantes a pesar de la bonanza económica que el cultivo del café ofrecía al país, siendo este el tercer productor de café en el mundo. En 1919 el pastor Brown[177], había hecho una descripción del panorama sociodemográfico donde mostraba que los estándares morales de la población eran muy bajos, la corrupción gubernamental y eclesiástica estaba enquistada en la sociedad y la superstición jugaba un papel importante en la vida diaria de las personas. En medio de ese panorama la iglesia se estableció, creció muy lentamente, en 15 años solamente se había llegado a la cifra de 224 miembros y estaban establecidas 6 iglesias en todo el territorio hasta 1930[178].
El General Maximiliano Hernández Martínez llegó a la presidencia de la república gracias a un golpe de estado en 1931, dando inicio a una serie de gobiernos controlados por militares hasta 1979. En esa época el mensaje adventista se consolidó en el territorio nacional llegando a tener 34 iglesias a finales de los 60 y 4,819 miembros[179]. La década de los 70 fue el tiempo en el que finalmente la población salvadoreña inició una serie de movimientos sociopolíticos contra los gobiernos que consideraban opresores y llevaron al estallido de una guerra civil a finales de 1979, fue en esa década, los 70, en que la iglesia tuvo uno de sus momentos de mayor crecimiento, la feligresía aumentó en un 235% llegando a 16,158 miembros y 62 iglesias[180].
Como se puede observar, aunque los gobiernos en turno no amenazaron directamente la libertad religiosa, los eventos sociopolíticos que pudieron haber detenido el avance de la predicación del evangelio tampoco lo hicieron. La década de la guerra y luego las de la posguerra pareciera que ayudaran a que el evangelio se propagara más y se cumpliera lo dicho por el apóstol Pablo en Romanos 5: 20 “más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”, al parecer los conflictos internos del país ayudaron como abono al crecimiento de la iglesia. Para finales de los 80 la feligresía había llegado a 45,079 miembros y 177 iglesias[181], y a finales de la primera década del siglo XXI ya habían 200,296 en todo el país, reuniéndose en 641 iglesias[182].
El lugar del adventismo en el país
En El Salvador hay 9 adventistas por cada kilómetro cuadrado, pero con una proporción de 3 adventistas por cada 100 habitantes. Aunque aún falta mucho por hacer, la iglesia se ha podido posicionar ante la sociedad salvadoreña por muchos medios. Se cuenta con dos radios que abarcan cerca del 80% del territorio nacional y cuentan con una audiencia no adventistas muy grande.
Las 25 escuelas diseminadas por todo el país y los más de 4,000 alumnos matriculados en ellos representan dignamente la educación adventista ante la sociedad. El departamento de salud ha impactado los últimos 4 años con el programa “Quiero Vivir Sano”, que ha sido elogiado por autoridades gubernamentales del Ministerio de Educación y Ministerio de Salud a tal grado que logró influenciar para que en el país se creara una legislación que ayudará a que las tiendas escolares solamente ofrezcan comida saludable al igual que las instituciones adventistas[183].
ADRA se ha posicionado como una ONG que colabora con el gobierno en su programa para erradicar el analfabetismo, un promedio de 2,500 personas aprenden a leer cada año a través de los círculos de alfabetización de ADRA con el apoyo del Ministerio de Educación de El Salvador[184]. Además, esta institución ayuda con la implementación de proyectos agrícolas, y en alianza con otras ONG se ha logrado el proporcionar jornadas de salud y entrega de equipos y mobiliarios a familias de escasos recursos e instituciones educativas. ADRA lucha por cambiar una vida a la vez El Salvador.
La iglesia adventista en El Salvador trabaja junto a la fundación Advent Stiftung en el proyecto “Viva Mejor”, que en unión con el Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp) [185], proporcionan preparación técnica en oficios y entregan equipos de trabajos a los que se gradúan de los cursos impartidos, de esta forma se cambia la vida de más de 250 familias al año[186].
Otro proyecto que ha impactado la comunidad y que ha posicionado la iglesia adventista en la mente de los salvadoreños es el Albergue Adventista Miramonte, una iniciativa de la iglesia local Miramonte, de la Asociación Metropolitana. Es uno de los proyectos más jóvenes de la iglesia, fue inaugurado el 28 de Julio de 2018[187], y brinda alojamiento seguro, limpio y temporario a los padres de niños ingresados en el hospital pediátrico Benjamín Bloom, además de algunas comidas y cultos diarios, entre otras actividades[188].
Retos y tierra por conquistar
Hasta este momento se ha trabajado poco por las clases profesionales y altas de la sociedad salvadoreña. El segmento de la capital en donde vive la clase pudiente tiene únicamente 2 iglesias, es un sector en donde viven más de 100,000 personas. Actualmente se está abriendo un Centro de Influencia que ofrezca servicios para alcanzar a esa clase y abrir más iglesias en la zona.
En el área educativa, a pesar de tener una población adventista significativamente alta de jóvenes y contar con 11 colegios con secundaria, aún no se cuenta con una universidad de la organización que ayude en la preparación de futuros profesionales adventistas para que puedan servir a la sociedad, a la iglesia y como obreros en la organización.
El 97% de los salvadoreños no son adventistas, se tiene deuda de crecimiento y expansión del evangelio. Todavía existen municipios y ciudades en donde el mensaje adventista aún no ha llegado. Cada Asociación de El Salvador trabaja para abrir nuevos lugares donde plantar iglesias.
La situación de violencia del país a raíz del fenómeno de las pandillas, ha afectado mucho la predicación del evangelio y está impidiendo la apertura en nuevos territorios, al mismo tiempo afecta a las iglesias ya establecidas por la migración de los miembros hacia otros lugares del país o fuera de este. Los pastores jóvenes exponen sus vidas en territorios controlados por las pandillas, pero el evangelio sigue avanzando. En muchos lugares ya no es posible realizar campañas distritales. Es necesario que se fortalezca el programa de Pequeñas Congregaciones para hacerle frente a estas dificultades presentes y las futuras.
Notas
[1] A menos que se indique lo contrario, los datos de esta sección fueron tomados de Gobierno de la República de El Salvador, Ministerio de Economía. “Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2017”, Dirección General de Estadística y Censos (En línea), Mayo, 2018.
[2] Instituto Universitario de Opinión Pública, “La religión para las y los salvadoreños”, iudop, vol. 24, no. 4, Julio, 2009, 1-2.
[3] Constitución de la República de El Salvador (1983), Título III, El Estado, su Forma de Gobierno y Sistema Político.
[4] Constitución de la República de El Salvador (1983), Título VI, Capítulo VI, Gobierno Local.
[5] Alvarenga, P., Amaroli, P., Cáceres, J., Eguizábal, C. Fernández, J. A., et all, Historia de El Salvador, Tomo I (San Salvador, El Salvador: MINED, 1994), 38-53.
[6] Gallardo, R., Patrimonio Cultural Marítimo de El Salvador: Registro de Pecios (San Salvador, El Salvador: UNESCO, 2016), 9-10.
[7] McHenry, R., editor general, The New Encyclopedia Britannica, Volumen 15 (Chicago, IL: Encyclopedia Britannica, Inc., 1992), 690-695.
[8] Alvarenga, P., Amaroli, P., Cáceres, J., Eguizábal, C. Fernández, J. A., et all, Historia de El Salvador, Tomo I (San Salvador, El Salvador: MINED, 1994), 170-197.
[9] El Salvador, Ministerio de Educación, Historia I El Salvador (San Salvador, El Salvador: MINED, 2009), 230-235.
[10] McHenry, R., editor general, The New Encyclopedia Britannica, Volumen 4 (Chicago, IL: Encyclopedia Britannica, Inc., 1992), 414-415.
[11] Llistosella, M. T., Borrell, A., López, A., Martorrell, C., Cucurella, I., et all, La Enciclopedia, Volumen 18 (Madrid, España: Salvat, 2004), 13808 – 13809.
[12] Perez Morillo, M. D., et all. La Memoria Filmada: Historia Socio-Política de América Latina a Través del Cine: La Visión Desde el Norte (Madrid, España: IEPALA, 2009), 203-204.
[13] Alvarenga, P., Amaroli, P., Cáceres, J., Eguizábal, C. Fernández, J. A., et all, Historia de El Salvador, Tomo II (San Salvador, El Salvador: MINED, 1994), 230-240.
[14] El Salvador, Ministerio de Educación, Historia II El Salvador (San Salvador, El Salvador: MINED, 2009), 202-300.
[15] U.S. Census Bureau, “Hispanic or Latino by Type: 2010”, American FactFinder, Enero 31, 2014, Junio 19, 2019, https://factfinder.census.gov/faces/tableservices/jsf/pages/productview.xhtml?pid=DEC_10_SF1_QTP10&prodType=table
[16] Banco Central de Reserva de El Salvador, “Remesas familiares de El Salvador crecen 8.4% y superan los $5,400 millones en 2018”, Banco Central de Reserva, Enero 16, 2019, Junio 19, 2019, https://www.bcr.gob.sv/esp/index.php?option=com_k2&view=item&id=1281:remesas-familiares-de-el-salvador-crecen-84-y-superan-los-$5400-millones-en-2018&Itemid=168&tmpl=component&print=1
[17] W. A. Spicer, “A Round - The - World Social Meeting”, Union Conference Record, vol. 13, no. 18 y 19, Mayo 3, 1909, 9-11.
[18] W. E. Hancock, “Guatemala, Central America”, The Southwestern Union Record, vol. 10, no. 6, Febrero 7, 1911, 3.
[19] N. V. Willess, “Central American Conference”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 88, no. 19, Mayo 11, 1911, 13-14.
[20] U. Bender, “The West Indian Union Conference”, The General Conference Bulletin, vol. 7, no. 14, Enero 1, 1913, 278-279.
[21] “Directory of the Seventh-day Adventist Denomination” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1914), 6.
[22] W. A. Spicer, “General Conference Committee Council, Second Report”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 91, no.50, Noviembre 26, 1914, 10-11.
[23] General Conference Committee, Octubre 29, 1914, 217, General Conference Archives, consultado en Junio 17, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1914.pdf.
[24] General Conference Committee, Diciembre 10, 1914, 242, General Conference Archives, consultado en Junio 17, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1914.pdf.
[25] General Conference Committee, Agosto 24 , 1915, 305, General Conference Archives, consultado en Junio 17, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1915.pdf.
[26] J. B. Stuyvesant, “New Workers Entering Central America”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 92, no.57, Noviembre 18, 1915, 11.
[27] J. L. Brown, “A Joyful Anniversary is Reported from the Republic of Salvador”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 96, no.57, Noviembre 16, 1916, 24.
[28] C H, Pretyman, Australasian Record, vol. 20, no. 12, Marzo 27, 1916, 6-7.
[29] J. L. Brown, “Organization of first Sabbath School”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 93, no.4, Enero 20, 1916, 24.
[30] General Conference Committee, Noviembre 14, 1915, 350, General Conference Archives, consultado en Junio 17, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1915.pdf.
[31] J. L. Brown, “Organization of first Sabbath School”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 93, no.4, Enero 20, 1916, 24.
[32] J. L. Brown, “Gospel Work in Salvador”, Missions Quarterly, vol. 8, no.1, Enero, 1919, 16-17.
[33] General Conference Committee, Diciembre 6, 1915, 370, General Conference Archives, consultado en Junio 17, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1915.pdf.
[34] General Conference Committee, Mayo 23, 1916, 431, General Conference Archives, consultado en Junio 17, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1916.pdf.
[35] General Conference Committee, Septiembre 16, 1917, 649, General Conference Archives, consultado en Junio 17, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1917.pdf.
[36] General Conference Committee, Septiembre 27, 1917, 654, General Conference Archives, consultado en Junio 17, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1917.pdf.
[37] Barba Jacob, P., El terremoto de San Salvador: narración de un superviviente, 1917 (Bogotá, Colombia: Villegas Editores, 2001), 10-12.
[38] R. W. Parmele, “The San Salvador Earthquake”, The Life Boat, vol. 21, no. 1, Enero, 1918, 4-5.
[39] Howell, E. E., The Great Advent Movement (Takoma Park, Washington, D. C: Review and Herald Publishing, 1935), 210.
[40] R. W. Parmele, “South Honduras and Salvador”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 94, no.40, Octubre 4, 1917, 12-13.
[41] J. L. Brown, “Gospel Work in Salvador”, Missions Quarterly, vol. 8, no.1, Enero, 1919, 16-17.
[42] Ibidem.
[43] R. W. Parmele, “South Honduras and Salvador”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 94, no.40, Octubre 4, 1917, 12-13.
[44] R. W. Parmele, “Central America”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 95, no.50, Diciembre 12, 1918, 21-22.
[45] General Conference Committee, Julio 14, 1919, 357, General Conference Archives, consultado en Junio 21, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1919.pdf.
[46] N. Z. Town, “Central America”, Advent Review and Sabbath Herald, vol. 75, no. 50, Diciembre 12, 1918, 21-22.
[47] General Conference Committee, Noviembre 10, 1920, 914, General Conference Archives, consultado en Junio 21, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1920.pdf.
[48] General Conference Committee, Julio 16, 1923, 377, General Conference Archives, consultado en Junio 21, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1923.pdf.
[49] General Conference Committee, Noviembre 13, 1924, 791, General Conference Archives, consultado en Junio 21, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1924.pdf.
[50] General Conference Committee, Noviembre 27, 1916, 528, General Conference Archives, consultado en Junio 26, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1916.pdf.
[51] General Conference Committee, Julio 14, 1919, 357, General Conference Archives, consultado en Junio 26, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1919.pdf.
[52] Ovid Janeway, The Southwestern Union Record, vol. 17, no. 46, Noviembre 19, 1918, 3.
[53] R. W. Parmele, “Central America”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 95, no.50, Diciembre 12, 1918, 21-22.
[54] S. J. W. C, “News Nots”, Southwestern Union Record, vol. 17, no.20, Mayo 14, 1918, 3.
[55] R. W. Parmele, “Outgoing Missionaries”, Advent Review and Sabbath Herald, vol. 95, no.33, Agosto 15, 1918, 24.
[56] S. J. W. C., “News Nots”, The Southwestern Union Record, vol. 17, no. 32, Agosto 06, 1918, 8.
[57] R. W. Parmele, “Central America”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 95, no.50, Diciembre 12, 1918, 21-22.
[58] General Conference Committee, Noviembre 10, 1920, 914, General Conference Archives, consultado en Junio 26, 2019, http://documents.adventistarchives.org/Minutes/GCC/GCC1920.pdf.
[59] R. W. Parmele, “In Mission Lands”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 98, no. 23, Junio 9, 1921, 8-9.
[60] Carlos F. Staben, “Salvador and the Message”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 97, no. 28, Julio 8, 1920, 14.
[61] Castro, A., García, R., Marroquín, J., Merino, K. “Inicio de la Obra Adventista en El Salvador”, Centro De Investigaciones White UNADECA, Abril 19, 2014, consultado en Junio 12 de 2019, https://unadeca.net/cwhite/2014/09/19/salvador/
[62] J. L. Brown, “Gospel Work in Salvador”, Missions Quarterly, vol. 8, no.1, Enero, 1919, 16-17.
[63] Castro, A., García, R., Marroquín, J., Merino, K. “Inicio de la Obra Adventista en El Salvador”, Centro De Investigaciones White UNADECA, Abril 19, 2014, consultado en Junio 12 de 2019, https://unadeca.net/cwhite/2014/09/19/salvador/
[64] Carmen Membreño R., “An Appeal From Salvador”, Southwestern Union Record, vol. 18, no. 13, Marzo 18, 1919, 1-2.
[65] R. W. Parmele, “Northern Latin American Missions”, General Conference Bulletin, vol. 8, no. 12, Abril 15, 1918, 203-204.
[66] R. W. Parmele, “Central America”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 95, no. 50, Diciembre 12, 1918, 21-22.
[67] C. F. Staben, “From Brother And Sister Staben”, Southwestern Union Record, vol. 18, no. 36, Agosto 26, 1919, 7.
[68] General Conference, “Election, New Constitution, Distribution of Labor, Inter-Arnerican Division”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 99, no. 25, Junio 5, 1922, 2, 29.
[69] C. K. Meyers, “Missionary Sailings”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 99, no. 48, Noviembre 2, 1922, 24.
[70] James A. Bodle, “Good Meetings In Salvador”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 99, no. 18, Mayo 4, 1922, 21-22.
[71] Castro, A., García, R., Marroquín, J., Merino, K. “Inicio de la Obra Adventista en El Salvador”, Centro De Investigaciones White UNADECA, Abril 19, 2014, consultado en Junio 12 de 2019, https://unadeca.net/cwhite/2014/09/19/salvador/
[72] Pacific Union Recorder, vol. 22, no. 53, Agosto, 1923, 8.
[73] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1924), 182.
[74] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1928), 244.
[75] E. P. Howard, “New Openings In Salvador”, The Inter-American Messenger, vol. 2, no. 1, Enero 1, 1925, 3.
[76] “Guatemala-Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1926), 213.
[77] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1928), 244.
[78] C. E. Wood, “Encouraging Report”, The Church Officers' Gazette, vol. 15, no. 2, Febrero 1, 1928, 7.
[79] E. P. Howard, “How The Message Entered San Vicente, Salvador. The Place So Recently Visited
By The Earthquake”, The Inter-American Messenger, vol. 14, no. 5, Merzo 15, 1937, 4-5.
[80] C. E. Wood, “Sabbath Keepers From Bethlehem”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 104, no. 36, Septiembre 8, 1927, 2.
[81] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1929), 255.
[82] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1932), 181.
[83] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1934), 137.
[84] Castro, A., García, R., Marroquín, J., Merino, K. “Inicio de la Obra Adventista en El Salvador”, Centro De Investigaciones White UNADECA, Abril 19, 2014, consultado en Junio 12 de 2019, https://unadeca.net/cwhite/2014/09/19/salvador/
[85] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1931), 204.
[86] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1936), 149.
[87] El río Lempa es el más largo y caudaloso de El Salvador y en su recorrido final separa completamente la zona oriental del país del resto de departamentos.
[88] Juan de la Rosa Umaña, Testimonio Escrito, San Miguel, El Salvador, Noviembre, 1985.
[89] Castro, A., García, R., Marroquín, J., Merino, K. “Inicio de la Obra Adventista en El Salvador”, Centro De Investigaciones White UNADECA, Abril 19, 2014, consultado en Junio 12 de 2019, https://unadeca.net/cwhite/2014/09/19/salvador/
[90] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1937), 143.
[91] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1942), 115.
[92] N. W. Dunn, “Through Central America”, The Inter-American Messenger, vol. 14, no. 19, Octubre 15, 1965, 3.
[93] C. P. Crager, “Another Temple Erected”, The Inter-American Division Messenger, vol. 14, no. 21, Noviembre 15, 1937, 5.
[94] F. I. Manx, “Another Interesting News Bulletin”, The Inter-American Division Messenger, vol. 19, no. 11, Diciembre 1, 1942, 6.
[95] N. H. Kinzer, “General Meeting In San Salvador”, The Inter-American Division Messenger, vol. 19, no. 4, Marzo 1, 1942, 3.
[96] Harry Larrabee, “El Salvador”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 120, no. 4, Enero 28, 1943, 21-22.
[97] Fernon Retzer, “Central American”, The Inter-American Messenger, vol. 15, no. 17, Septiembre 1, 1938, 8.
[98] Castro, A., García, R., Marroquín, J., Merino, K. “Inicio de la Obra Adventista en El Salvador”, Centro De Investigaciones White UNADECA, Abril 19, 2014, consultado en Junio 12 de 2019, https://unadeca.net/cwhite/2014/09/19/salvador/
[99] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1942), 115.
[100] Harry Larrabee, “El Salvador”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 120, no. 4, Enero 28, 1943, 21-22.
[101] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1943), 124.
[102] “Salvador Mission” Seventh-day Adventist Yearbook (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1946), 129.
[103] Eduardo A. Acosta, “Notes of Progress From Field Reports”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 22, no. 1, Enero 1, 1945, 7-8.
[104] Departamento de Fotografía, El Diario de Hoy, “El Puente Cuscatlán fue derribado un día como hoy en 1984”, elsalvador.com, Enero 1, 2019, consultado en Julio 8 de 2019, https://www.elsalvador.com/fotogalerias/noticias-fotogalerias/el-puente-cuscatlan-fue-derribado-un-dia-como-hoy-en-1984/554116/2019/
[105] Roxana Huezo, “El oro vuelve a brillar”, elsalvador.com, Junio 1, 2000, consultado en Julio 8 de 2019, http://archivo.elsalvador.com/noticias/EDICIONESANTERIORES/2000/JUNIO/junio1/NACIONAL/nacio20.html
[106] Juan de la Rosa Umaña, Testimonio Escrito, San Miguel, El Salvador, Noviembre, 1985.
[107] W. E. Murray, “Juan Perla: Soul Winner”, The Church Officers' Gazette, vol. 35, no. 9, Septiembre 1, 1948, 36.
[108] R H. Romer, “Perla in Search of Pear”, The Church Officers' Gazette, vol. 34, no. 6, Junio 1, 1947, 13.
[109] D. C. Prenier, “Fruitful Lay Evangelism in Salvador”, The Advent Review and Sabbath Herald, vol. 133, no. 37, Septiembre 13, 1956, 26.
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Biografía de Autor
Vicente Nafri Machado Arévalo, MBA (Universidad de Montemorelos, Nuevo León, México). Sirve como encargado del Departamento de Producciones y soporte de TIC de la Unión Salvadoreña Adventista desde el 2011. Es primer anciano y administrador del Centro de Influencia Escalón de la Misión Central Salvadoreña, comprometido en la plantación de iglesias entre la población de clase media-alta de la capital de El Salvador. Un evangelista dedicado arduamente a la predicación del evangelio.